viernes, 31 de julio de 2020

¿Y si?

Recuerdo que al principio de la pandemia salía un vídeo o un escrito de un niño que decía: el bicho está fuera, si nos quedamos en casa los próximos 15 días se aburre y se va.

Parece que no, después de los 15 días vinieron un montón de 15 días más y el bicho no se fue. Resulta que había asintomáticos, que llegan casos importados, incluso se dice que algunos que lo han padecido no quedan inmunes. Imaginemos una vacuna que sirva solo para unos meses y luego haya que revacunarse constantemente.

A lo peor tenemos bicho para toda la vida. Entonces, o ya mismo,  habrá que plantearse si vivir o subvivir.
Claro que podemos vivir como nuestros abuelos que no conocieron el mar más que en la guerra o en la mili, que se les pasaban los meses y los años sin salir de su pueblo.
Para qué queremos coches entonces, y hoteles y restaurantes ¿para qué hacen falta tantos aviones?

El hombre vivió la omnipotencia turística hasta primeros del siglo XXI, después...

Yo, el pasado fin de semana, que tenía un día de fiesta, elegí vivir, arriesgarme a ir a playas españolas y portuguesas. Podrían haberme contagiado, confinado o sometido a una cuarentena; pero no, viví y puedo contarlo. De momento.

Yo creo que voy a elegir vivir, volver a coger el coche en dirección a Francia o Italia, así cuando me cierren definitivamente tendré para mí la satisfacción de ser de los últimos que hayan triunfado sobre el miedo.

Porque según están las cosas ¿quién se atreve a decir que el 31 de julio de 2021 no vayamos a estar todos igual de alicortados que ahora?

jueves, 30 de julio de 2020

Homenaje.

Es la madre más importante de la historia de la música española. Se llamaba Lucía Gomes y nació en el pueblo portugués de Castro Marim, en la frontera con España, mirándose con Ayamonte, río Guadiana por medio.

Su hijo Paco dedicó en los 80 un LP muy valioso al pueblo de nacimiento de su madre. Después, cuando murió le dedicó un disco a ella con su nombre en portugués "Luzía" en el que cantó por primera y única vez.

Paco de Lucía llevó a su madre a todos los grandes teatros del mundo y no habrá un día en que no se diga mil veces el nombre de la madre que parió a este genio.

Pasamos al Algarve portugués con un plan apretado y dejé atrás el nombre de Castro Marím pendiente de si cuajaba mejor a la vuelta.
Y cuajó; yo pensaba que algún recuerdo monumental debía de haber para aquel disco de Paco, pero no, había un monumento a su madre, promovido recientemente por su otro hijo Pepe de Lucía.
No hay nombres, tan solo una placa una silla y una guitarra, formas guitarrísticas en el suelo y en los bancos: es una plazuela detrás de la cual está la casa en que nació la madre del genio.

Me parece estupendo homenaje de un hombre humilde y generoso como Paco, el de la Lucía, por el que peregrinaremos allí los que peregrinemos, recordando el agradecimiento que él quiso devolver siempre a su madre.


https://www.youtube.com/watch?v=l6nuMYxqQAQ
este vídeo es parte del disco Castro Marim.

Y esto es lo que podéis encontrar los pacodeluciófilos que paséis por allí.







martes, 28 de julio de 2020

Algarve, confín de Europa

Es la primera vez que voy, pero sospecho que las playas en otros años soportaban mucha más presión humana.
En este ardiente julio he visto heladerías cerradas, y pocas tiendas de recuerdos abiertas, con sus gallos cerámicos y paños de cocina esperando con poca fe.
Es muy triste para los que viven de ello, pero para nosotros no: no hay problemas para aparcar, ni para encontrar sitio en ninguna parte.
Y las fotos salen más paradisíacas.
Calle de la ciudad de Faro el domingo 26 de julio a media mañana 
Playa de Berniche, en el cabo de San Vicente

un rincón de esa misma playa

no hice las fotos deliberadas para no sacar gente, es que no había más.

Otra playa vista desde la fortaleza de Sagres
Un poco más cerca.

Acantilados del Cabo de San Vicente. Arriba se ven unas personas de referencia.
Espumas y movimientos hipnóticos para los que somos de tierra adentro.

indescriptibles colores vírgenes, (este año más que ninguno en estas fechas)

Otra playa sin masa. Ni problemas para aparcar el coche en sus cercanías.

Termino, porque estoy abusando de fotos paradisíacas.

jueves, 23 de julio de 2020

La matraca de los jóvenes

Los jóvenes son los que más se drogan, los que beben más desordenadamente, los que más trasnochan, los que más se pelean, los que más se enamoran.

Los más irresponsables, corren delante de las vaquillas o se tiran por un terraplén para abajo en una bicicleta de montaña. Los que dicen más barbaridades y pintan las paredes.

No me gustan los jóvenes aunque yo lo fui; por eso tengo que reconocer que los de ahora tienen derecho a serlo.

Ser joven es rebelarse, aunque también sea autodestruirse. Recuerdo que cuando nos dijeron que el alcohol mataba neuronas cerebrales y decíamos "vamos a matar unas pocas neuronas": nos estorbaba la racionalidad y el orden.
Cuando eres joven es cuando más vivo estás. ¿Cuándo se pudieron escribir los veinte poemas de amor y una canción desesperada? ¿Cuándo escribieron sus mejores canciones Silvio o Serrat o cualquier otro?

Debe ser imposible ser joven en esta nueva situación. Pero ¿y si nos hubieran quitado a nosotros nuestra juventud?

¿No les estamos nosotros suicidando el mundo y nadie nos puede detener?

Mis octogenarios padres salen a pasear por el campo de mi pueblo natal con mascarilla. Todos los días a las ocho y media me encuentro a otros dos octogenarios solos en la carretera  disfrazados de viejos aterrorizados, por la mascarilla. Tampoco es racional asfixiarte con tu propio anhídrido carbónico.

Que sí, que debemos controlar a los jóvenes. Pero a ver quien puede después de tanto como nos han tenido encerrados.

domingo, 19 de julio de 2020

Canguis

No sé si se usa ya mucho esta palabra, es un apócope de canguelo: es la situación moral del miedo cerval, o de tener "la caca al culo", o un "acojone" que casi estrangula la tráquea.

Así responde el gobierno regional de la coalición PP-Ciudadanos, ante los rebrotes que se producen en otros lugares tan lejanos como el Centro-Este de Aragón, Cataluña, Lugo o Guipúzcoa. Fuimos los últimos en salir del todo y ahora nos apuntamos de los primeros al cerrojazo de tener que llevar la mascarilla en todo momento (aunque estemos en la España vacía).
No faltarán los policías tocahuevos que multen a una persona que va sin mascarilla por una acera solitaria.

La noticia en mi zona es que, a pesar de las pruebas realizadas, no hay nuevos contagios registrados en los últimos 10 días.

Pero nuestras autoridades no quieren ser menos, les puede la responsabilidad: somos dóciles y sumisos.


Recuerdo cuando me saqué el permiso de conducir. Hubo un momento en que tuve que ir solo, invadir el carril izquierdo para adelantar, entrar en una ciudad desconocida, incluso penetrar en el "infernal" tráfico de Madrid.
Hay que tener valor; si, conocer los peligros y tomar las medidas, pero hay que tener valor. Los padres no deberíamos permitir nunca que nuestros hijos salieran de noche, durmieran fuera de casa o bebieran, ¿verdad?
Hay padres que lo intentan y puede que algunos lo consigan, pero la factura que paguen será que sus hijos vayan con el paso cambiado y quieran hacer a los 35 lo que no les dejaron hacer a los 20.

No me quiero desviar. Los españoles somos responsables, hemos recibido una lección, no está de menos recordarlo, pero no a todas horas; luego hay que permitir vivir aunque siempre exista un margen para la muerte.

El canguis no es la solución. Ni el seguidismo porque sí.

PD Y va a seguir habiendo contagios, sobre todo entre los adolescentes;  y muertos de rebote, pero recordemos que hace un par de meses se nos morían mil personas al día.

miércoles, 15 de julio de 2020

Soberbia.

Iba a poner de título soberbia humana, pero no hay más soberbia que la nuestra. Todos los animales tienen miedo a la naturaleza en general, ya sea la climatología o los depredadores. La humanidad  como que estaba muy crecida de soberbia y me temo que seguirá recreciendo en breve porque la memoria tampoco es nuestra principal virtud.
Me he acordado que hace como 10 años un solo volcán islandés entró en erupción y sus cenizas paralizaron la circulación aérea en el Altlántico Norte unos cuantos días. Fue muy grave pero enseguida nos olvidamos.


En los primeros meses del presente caso hubo gente que pensó que esto del coronavirus era cosa de chinos, bajitos, humildes y lejanos, pero no: era una reacción de la naturaleza darwiniana: mutaciones de nuevos bichos que se obstinan en permanecer, reproduciéndose y colonizando el mundo, como se ha visto.

Nosotros como humanidad desde siempre inventamos un todopoderoso que nos podía castigar físicamente en cualquier momento; habrá cientos pero dejo el ejemplo de las plagas de Egipto.  En 2020 todavía no habíamos dominado la naturaleza por mucho que nos creyéramos.

Mi abuela María decía "anda con dios" los musulmanes parece que siempre andan en la boca con la coletilla de "si dios lo permite". Es el miedo y la humildad revestido de religión.

La prudencia, "de los escarmentados nacen los avisados" es bastante menos fértil en nuestra forma de ser actual que la soberbia.

Creo que no aprenderemos, pero lo del cambio climático es serio y lo peor es que viene de largo. No vamos a poder con él y seguramente nos va a aplastar. Lo mismo pasa con el abuso de antibióticos, que las bacterias se hacen resistentes a ellos, parecido que con el abuso de pesticidas: que matamos a los bichos buenos también y causamos mayores desequilibrios.

Una lección como la del coronavirus tendría que sernos útil para volver a los derroteros de la humildad y la prudencia. Pero sucederá lo contrario, si lo derrotamos nos creeremos más invencibles, a pesar de todo lo que se va a quedar por el camino.


domingo, 12 de julio de 2020

Yo creo más en el Mercadona que en el gobierno.

Está mal hacer publicidad, sobre todo cuando no la pagan. Pero creo que debía escribir un nombre, no hacer una perífrasis para incluir a todos los supermercados que nos han surtido estos meses, además sin subir los precios (al menos ha sido así donde vivo).
Hay un establecimiento de esta cadena en Béjar y desde un principio fueron muy escrupulosos con la distancia y los guantes, incluso marcando espacios de aparcamiento de los carros dentro del pasillo principal para que la gente no se acercara. Hasta pusieron un segurata contratado que regulaba el acceso y obligaba a todo el mundo a echarse el gel y ponerse los guantes.
Hace tiempo que lo han quitado, pero justo ahora que el gobierno y sus medios solo hacen que asustar con los rebrotes, esta empresa, que es de quien yo me fío más, ha decidido que ya no son obligatorios los guantes, salvo para coger fruta (como siempre). Tampoco es que sean pioneros en abandonar esta imposición; hace un mes ya lo hacía el Carrefour.
Estas grandes empresas habrán echado cuentas, sin duda tienen datos sobre contagios entre sus trabajadores o entre sus clientes, o entre sus proveedores y ahora parece que un cartón o una lata no contagia y dan el paso de dejar de obligar. (Aunque los guantes siguen disponibles para quien los quiera).

Si en estos meses viéramos las bobadas que han dicho los gobiernos y toda la gente a quienes han descuidado y sobrecuidado, sin ningún estudio o criterio claro, según viniera el viento o conviniera para seguir cerrando.

Es verdad que no es lo mismo gobernar un país que una empresa, pero en un caso se vé sabiduría y criterio para gastar el dinero, con rapidez y responsabilidad y en el otro, no estoy nada satisfecho ya lo sabéis, aunque reconozco que ahora está habiendo gobiernos peores que el nuestro.

sábado, 11 de julio de 2020

El fin de la monarquía y las BBCés

En algún momento he escrito que yo no necesito rey por bueno que sea éste, que me parece que lo es.

Los reyes son ideales para las ceremonias, inauguraciones, discursos institucionales, acontecimientos familiares y prensa del corazón. Las bebecés: bodas bautizos y comuniones, son las pompas cotidianas de la gente de a pie y es de lo que viven muchos artistas y artesanos.
Nada de eso es necesario, ni lo chico ni lo grande, y la pandemia actual lo cuestiona seriamente, si es que no va a acabar con ello al perderse la costumbre.
El rey inaugurador está en crisis, no puede reunir público, hay más miedo que ilusión.
Pero el rey árbitro, ese que tiene un prestigio por su prudencia, por su sabiduría (o sabio asesoramiento) está cuestionado por su papá y la afición a las putas caras y a la satrapía decadente y tiránica de pasar el cazo.

Porque no lo olvidemos: Felipe VI es un hijo de papá. En la parte del palacio que él use nunca ha habido ropa sucia, nunca se ha quemado una sartén, ni ha entrado un bicho en una fruta. Nunca ha estado solo sin que nadie le echara una mano, ni se ha puesto en guardia al cruzar una calle oscura, ni ha tenido que cambiar una rueda pinchada de su coche, ni le han robado...
Pero su padre, el artífice de la transición, ese hombre que hizo que muchos republicanos se declararan juancarlistas, le ha estafado, le ha pinchado la rueda del coche, le ha metido gusanos en las manzanas, y hasta huele a ropa sucia en la Zarzuela.

Este no es un buen momento para el cambio, nunca lo va a ser: la crisis catalana, la crisis económica consecuencia del coronavirus, quizá sea oportuno, aprovechado la crisis ceremonial para salir de esta inercia histórica.

Sí, estoy de acuerdo el rey Felipe es un hombre muy preparado y podría haber sido muy útil; pero hay tanta gente desperdiciada por ahí, en trabajos que no merecería y aún sin trabajo... solo sería uno más.

jueves, 9 de julio de 2020

¿Rebrote o realidad?

Personas hay por ahí escribiendo que a partir de ahora llegará el teletrabajo y desde el ordenador de nuestra casa conseguiremos la magia de que todo venga a nuestras manos.
Vale para los funcionarios que no ven la cara de la gente a quienes hacen funcionar, pero muchos tenemos que perseguir a la gente, incluso convencerla, pues son personas reales, tienen puertas timbres, caras... También valdrá para algunos enseñantes que se creen que enviando ejercicios o encargando trabajos a sus alumnos enseñan, pero nadie va a pagar por eso porque además no tiene el mismo valor y nunca van a ser mejores que Jaime Altozano, que solo hay uno y es tan listo como salao.

No hay peligro de coronavirus así, ni de accidentes de trabajo in itinere  pero la vida real es otra cosa.

Cierto es que no nos ha faltado de nada en los supermercados, hasta papel higiénico y mascarillas hay ahora de sobra, pero eso no se hace teletrabajando.

Pero no se pueden bajar frutas de un árbol dándole al "intro"; han de ir a las tierras leridanas, y lo suelen hacer unos negros o marroquíes y subirse a escaleras para bajar las peras del árbol y los llevan a las fincas apiñados en camionetas, y  estos trabajadores han de parar alguna vez del día a la sombra, a beber agua y a comer, y al final de la jornada duermen apiñados a cubierto o diseminados por donde puedan. Al día siguiente otra camioneta les llevará a otra finca, y cuando se acabe la fruta de esa zona, irán a otra. Pero sobre todo mientras trabajan necesitan mucho oxígeno para respirar, y el sudor les corre por la frente. He ahí la magia de las peras que brotan de las cajas de plástico del Mercadona.

Seguramente quienes compran y venden, los encargados de la logística del almacenaje: éstas se guardan, éstas se exportan, éstas se traen de Marruecos o de Israel, o de Italia... esos... ganan más y pueden teletrabajar y no se cogen covid por necesidad, como estos
andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme del alma ¿quién? ¿quién levanta los olivos? 
No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor.

Pues eso: que la realidad real es otra cosa.

miércoles, 1 de julio de 2020

Anuncio, (para llamar la atención)

Sospecho que el gobierno habrá detectado que la gente está hasta el gorro de ruedas de prensa coronavíricas, casi siempre decían lo mismo. Ayer vi en algún telediario esta noticia que copio de El País:
"El ministro de Ciencia, Pedro Duque, calcula que dentro de “entre unos 6 y 12 meses” se podría “empezar a aplicar vacunas disponibles para los ciudadanos españoles a través de la UE”, según ha explicado este martes en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros."

Incluso se señaló en la noticia una empresa gallega de veterinaria para producirlas.

Esto no es decir nada que vaya a ser; dentro de seis o doce meses ¿quién se acordará de este anuncio? ¿Alguien pedirá cuentas, caso de que incumpla el "cálculo"?

Se trata de manejar a la opinión pública, de dar estímulos morales o, en otros casos, de asustar con los rebrotes, para que la gente se cuide y no se relaje.

Lo que estoy viendo yo en mis paseos es que la gente menor de 70, en general, ya no tiene miedo. Está consumiendo en las terrazas, habla con distancias peligrosas, con y sin mascarilla. Los adolescentes sobre todo.

Muchos viejos llevan mascarilla en pleno campo.

Así que cada cual se cuida o se descuida según su probabilidad de muerte. El coronavirus da miedo solo a quien puede matar y es difícil manejar esto, sobre todo para un gobierno sin credibilidad, (eso opino yo, que han dicho tantas tonterías...)

Me cae bien el ministro astronauta, pero su anuncio es tan científico como cualquier barrunto que nos dé a cualquiera.