sábado, 29 de diciembre de 2018

Jacinto Pérez Moreta, maestro gentilhombre.

Sí, era él. Después de llamar a su puerta pensando qué decir si era el quién me abría, resulta que salió un nieto a quien pregunté por este nombre y a continuación salió alguien que se parecía mucho a él, que se hizo cargo de la situación de este adulto calvo y con perilla que entraba.
Yo pensé que sería su hermano, y se lo dije, pero era su hijo. Claro: su hijo tiene  una edad y una estructura parecida a la que tenía él en 1982 cuando le vi por ultima vez.
Me pasaron a un salón lleno de nietos. También había adultos, hijas, un yerno... pero mi atención se concentraba al final del río de Apocalpsis Now para ver al comandante Kurtz, que estaba hablando por teléfono, atisbé que era una de esas conversaciones con un familiar o amigo de esos que llama por navidad para matar el tedioso entretiempo navideño.

Su hijo me advirtió que está un poco sordo; después no lo noté, entre mediosordos nos entendemos bien.

Cuando supo su familia que un exalumno de 54 años se había acercado a Muñosancho, ese pueblo en el centro de la nada morañega donde solo llega una carretera, que termina en un villorrio anejo, desalojaron la habitación para dejarme a solas con mi maestro. Yo era un extraña aparición, un acontecimiento de fidelidad y agradecimiento.

Cielos, ahí estaba yo, explicándome, y después escuchando; y era él calmado, reconocí algunas de sus muletillas,  pero me extrañaba de recibir, de acaparar toda su atención. Yo me pellizcaba cuando volvió a hablarme de Berceo, de Góngora, o de Dámaso Alonso, que acabo de saber que fue su maestro más señero, su Moreta, aunque lamentara que aquel año le hurtara un trimestre porque se marchó a dar un curso a Estados Unidos. La mujer que sustituyó las clases de Dámaso Alonso no era mala, quizá hasta era buena, pero no era ese poeta que dirigiría muchos años la Real Academia de la Lengua, el hombre que desentrañó la negrura de Góngora.
(Resulta que acabo de saber que por la propiedad transitiva soy nieto de Dámaso Alonso)

Era su humildad de señalar algo de lo divino de la enseñanza, desviándolo para arriba. Así me pasa a mí: he tenido profesores de todas las clases, luego estaban los buenos, pero arriba estaba Moreta. Creo que ninguno de sus alumnos le olvidará nunca, le busquen o no por internet; porque era un artista de la enseñanza, un prestidigitador de la atención, un hombre que transmitía la pasión por la literatura como si se tratara una locura; no sé si sabiendo que los adolescentes se sienten atraídos por los locos, calculó que no hay mejor anzuelo que esa impostura. Le conocí en el justo momento, pero ahora era el hombre, incluso el colega, (yo enseñé un año).

Era él contándome fragmentos de su vida, como si yo fuera un amigo. Yo le contaba también, pero a veces me refrenaba diciéndome: deja que hable. Creo que en el balance lo he hecho y él ha hablado más que yo, y cuando le escuchaba me pellizcaba para solazarme con la exclusiva por la que sé que soy envidiado ahora por ti lector que fuiste su alumno y has entrado en este blog después de goglear su nombre.
Alguna vez se internaba en honduras  de lengua: supongo que él suponía que un admirador tan tozudo como yo se habría metido filólogo y, como no hablé mal lo que dije de otras cosas, en su terreno anduvo por las alturas que yo no frecuento: Treinta años después oí la palabra cuadernavía.
Yo me seguía pellizcando, estaba allí ante el maestro sembrador de mis afanes literarios.

Le he preguntado si nunca le dio por escribir una novela, teatro, poesías... y me respondió que se conformaba con lo que había hecho, crítica literaria, artículos colaboraciones, la tesis... y también tenía mis clases.
Claro: se volcaba en ellas, derramaba generosamente casi toda su energía en aquello que yo tenía la dicha de ver y escuchar. Cuando algo se hace con excelencia uno se siente satisfecho; es justo; ya sea poner tejas en un tejado, podar un árbol o dar clases; sea artista o artesano, practique arte mayor o artes menores.
Aunque en la vida no todo lo mejor es lo más valorado.



PD. espero no defraudaros con estas fotos para los que guardáis su imagen joven. Es cierto que la fotografías mienten un poco. Hablando me pareció más joven de lo que se ve.

Otra posdata: Me parece que debiera haber hecho las foto desde más abajo, yo con 17 años era menos alto que ahora y siempre le miré "desde abajo".

viernes, 28 de diciembre de 2018

África

Es el único continente que he visto de lejos. Fue la primera vez que llegué el mar. Desde Algeciras contemplé un peñón oscuro, al otro lado imaginé negros con lanzas y leones. Claro que hay mucho más en África, que es de donde venimos todos y de donde viene nuestra singularidad como país en relación a los demás europeos, que es haber sido invadidos en el siglo octavo por árabes y africanos.
África está ahí, al otro lado, tan cerca y tan lejos. Hace 100 años casi todo era colonia, hoy no quedan, (puede que alguna isla).

Quizá sin mucho fundamento pienso que la descolonización fue un desastre, una consecuencia de la merma de poder y recursos que supuso para Europa, la Segunda Guerra Mundial. Pienso, y esto no será políticamente correcto,  que muchos de esos países deberían haber sido por mas tiempo tutelados por las metrópolis. Los países de ultramar de Francia: Guayana, Martinica y algunos de Oceanía supongo que saben limitar el crecimiento de su población, no tienen guerras y sí un interesante nivel de vida. No sucede lo mismo con los que se independizaron: muchas guerras tribales y genocidios han reaparecido en esos tiempos.
De estar los colonizadores se habrían ahorrado estas tragedias aunque no sabemos si habrían tenido otras guerras derivadas de los intereses de los colonizadores.
La explotación de sus recursos sigue igual, solo materias primas. África nunca tendrá fábricas que añadan valor y creen clase media, trabajo remunerado para la mujer y el consiguiente control de natalidad que siempre será el problema de áfrica y el nuestro como vecinos. La explotación de recursos naturales  queda ahora en manos de los acuerdos de las potencias industriales con los caciques o con los gobernantes de esos países. Muchos de estos sátrapas, se lo gastan en Europa, en lujos europeos.
Creo que la corrupción es mayor y más admitida cuanto más atrasado culturalmente está un país. Por eso si estuvieran bajo la férula de Francia o Gran Bretaña tendrían menos corrupción y menos bombas demográficas, las mujeres seguro que tendrían más derechos. Los inmigrantes que vienen a Europa quieren un lugar no gobernado por la gente que gobierna allí, las pocas facilidades que les damos en Europa para sobrevivir, deben ser bastante mejores que lo que estos años de gobiernos autóctonos ha podido proporcionarles África.
El mundo sería mejor si la descolonización hubiera sido fruto de la maduración institucional y educativa de la población africana. Deseo que las cosas mejoren y no empeoren, la emigración española a Europa sirvió para fomentar la emigración (emigrantes llamaban o financiaban la llegada de sus hermanos pequeños) pero muchos volvieron y pusieron un negocio, un taller, una pequeña fábrica. Yo creo que casi todo el dinero que mandan los africanos desde Europa a su país se invierte en que venga más gente: así empobrecemos a África de su gente emprendedora y valiente, mientras tanto los que se quedan siguen preñando africanas que nunca salen de ese círculo. Me gustaría equivocarme.

jueves, 20 de diciembre de 2018

LOS ANHELOS DE DEMOCRACIA ERAN SOLO CUATRO RUEDAS

Hace treinta años la mitad de Europa ansiaba también libertad política y democracia, no me cabe duda, pero lo que más ansiaba era libertad occidental de movimiento dentro de un coche propio, un coche potente y cómodo.
Pasados los años esos nuevos europeos libres eligen gobiernos autoritarios, homófobos y ultranacionalistas. En el fondo lo que querían es el coche, el icono del capitalismo.

Yo vendí mi primer Renault 18 a un inmigrante polaco recién llegado a España. Enseguida reparó todo lo que pudo, dio petróleo al motor, buscó piezas en desguaces para suplir sus carencias. Me lo mostraba orgulloso aunque sé que me despreciaba, porque yo no sabía mecánica y había tratado aquel coche, lo compré de segunda mano en el año 91, sin mimo ni cariño.

Bueno, que cuatro ruedas y un volante son la verdadera libertad popular; por eso los chinos no van a pedir nunca elecciones libres y permitirán que les gobierne un partido con un nombre tan obsoleto como partido comunista, porque les ha conseguido ya la motorización privada. Mientras en el centro de Burdeos o Amsterdam las bicicletas andan por todas partes, en Pekín aquellas avenidas que antes estaban plagadas de vehículos individuales de dos ruedas ahora están tupidas de vehículos de cuatro. No deja de ser muy curioso que la práctica masiva de la bicicleta en China no produjera nunca ninguna carrera ciclista famosa y tampoco se ha conocido un ciclista chino en el Tour, la Vuelta o el Giro.
Por esto mismo por estos lares no termina de arrancar el coche eléctrico, porque se le agota la batería y hay que parar bastante tiempo a recargarla, ¿qué libertad será esa?
Los gobiernos de Europa tratan (y hacen bien) de acelerar la sustitución de motores de explosión, especialmente los diesel. En Francia, donde hay una gran afición al coche privado diesel, el presidente Macron dijo a los franceses que les iba a subir el gasoil como el tabaco, castigándolos por ser niños malos.

Pues parece que la democracia popular lo desaprueba, presidente, los "chalecos amarillos" exigen que no se encarezca esa libertad universal  que han conquistado los chinos aún a costa de tener el aire de respirar más sucio del mundo y nos han pintado el Arco de Triunfo.  Los cambios habrán de ser más paulatinos, lo lamento, los franceses no son tan especiales; es lo que hay.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Agujeros de gusano

Los atajos existen, puedo dar fe de ello porque tomo uno todos los días para venir a Candelario. El mío es más pendiente que la carretera y ocurre que, cuando la hierba está mojada, me calo el calzado, pero ahorro unos buenos cinco minutos.
Un atajo se basa en la verdad, científica y prácticamente demostrada, de que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos.

Alguien dice que derivada de la teoría de la relatividad y de los agujeros negros, existen unos atajos en el espacio del universo, los agujeros de gusano (un gusano penetrando llega antes al otro lado de una manzana que si reptara por su piel) de manera que si uno cayera o buscara entrar en uno de éstos podría salir al otro lado del universo ahorrándose un puñado de años luz. O sea que la linea recta no sería el camino más corto hacia alguna parte del universo.¿¿¿¿???? Por supuesto, que todo esto es pura especulación cuasi filosófica, ya que ni siquiera se ha visto todavía, un mucho más famoso y simple agujero negro. Pero este atajo hasta tiene nombre: lo llaman "Puente de Einstein-Rosen".

En las vida de las personas hay gente que, sin conocer nada de la teoría de la relatividad, cree en los "agujeros de gusano".

Suelen ser los más ignorantes los que "compran" falsos atajos en la vida. Aunque no siempre: recientemente la presidenta de la comunidad de Madrid compró por dinero varios atajos para adornar su curriculum en forma de títulos universitarios y, aparte de haber estropeado absolutamente su carrera política, en su intento por enmascararlo ahora está procesada por inducir a otra falsedad documental que vino después, que es un delito.
Otro agujero de gusano son las loterías y aunque no sea cierto que no tocan a nadie (el 22 de diciembre veremos que sí le toca a algunas personas) no es un atajo real para hacerse rico, pues el que a alguien toque no es más que una anomalía de la estadística.
Hay atajos para adelgazar pero ninguno funciona. La línea recta, que yo conozco, -que todos conocemos- pero no tengo fuerza de voluntad para seguir, es pasar hambre o hacer muchísimo más ejercicio.

Quiero hacer hincapié en el atajo del conocimiento que son las conspiranoias, las falsas terapias, el populismo...  Mediante estos timos unos listos venden soluciones fáciles para la cultura, la salud y la economía, la comodidad...
Y es curioso porque no son nada complicadas de entender; es más, su éxito estriba en que son infinitamente más sencillas que la realidad, por ejemplo el problema de la droga se soluciona legalizándola, el problema de que la gente no llegue hasta el fin de mes con su salario se soluciona subiendo el salario mínimo obligatorio, el problema del cáncer o de cualquier otra enfermedad se soluciona con agua clorada, y si uno no quiere cavar que use herbicida para eliminar las hierbas silvestres.

La conspiranoia es el atajo que se le propone a un ignorante, no para hacerle sabio estudiando y aprendiendo como se hacen los sabios frente a los que este sujeto siente complejo por no saber, el atajo que se le propone le hace "saber" más que los sabios, ya que él tiene el privilegio de haber recibido la ciencia infusa de una verdad contundente, la verdad hiperverdadera, que se le oculta al resto de los mortales y que esta persona decide aceptar para redimirse definitivamente.

La humanidad lleva mucho tiempo estudiando en todos los campos, hasta que, por ejemplo, hemos llegado a tener teléfonos móviles e internet hay muchísima ciencia desarrollada por mucha gente a lo largo de muchos años. La falsa potencia que cree tener una persona que paga una pequeña cantidad por un aparato y una conexión  que le consiguen que todo le sea tan fácil, no puede llevar a pensar que sea sencillo ni hacerlo, ni siquiera entenderlo, ni que todo está al alcance de la mano con la misma facilidad que se enciende un móvil.
Sí es terriblemente fácil divulgar conspiraciones ocultas, bulos, falsas noticias para alimentar a esas mentes perezosas, o lo que es lo mismo, estúpidas.


Supongo que todos querríamos ser así de sanos armónicos y atractivos, pero ay del que piense que eso no es una vida entera de consagración y sacrificio. Por azar me sugirieron esta página tan bonita  a la que os invito https://www.facebook.com/worldwideballet/?__tn__=K-R&eid=ARDzDvOhWK6CEATKOxo6EetBMNTb1J8K3x7jCYsZx-GHEPgOcKH22ckt-qqNTS6kTfUbGDG75-lhiRAP&fref=mentions&__xts__[0]=68.ARC6eu2Nhm6cApn4aFYj9_IC6_jpm77d8BYBIBZMLlhf_JNfZD_IIUonr54ELVBwdtXNBTAu5tjAD7aVj_OSZSaU70dMsDd6wB_1p_ZokBuxkZ293M2c0zKr68mumzBfZDR1yipcSfUs6bMRzYJCznsOtFJ5Ujh7RLHU9Eiv2cj06NOiKpND8iQAgquVHgJ_nK2tWzzCyGc3q5F9L8EPShrLC8SAUKSZANxNW5EijjCYRGDNNXz7MTbuVtlp9nyjzzSmcvrvfddxrTa4SkhPbPtMtCvBhy0QuVyua3Nn7go_5WIx9X6mKOk37JniNZ58jv55y0Pts7E-teRb2bkVI4AySr9YACxNqnqNpLrovwqXh981ixzI0LB0Ng

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Mi último descubrimiento sobre el Teniente Colombo

Ahora no sé cuántas tardes de domingo de mi adolescencia dediqué a ver esos capítulos que están reponiendo a media tarde en la cadena Paramount Channel. El caso es que, como un tonto, me dejo caer por la sala de la televisión y me quedo embobado viéndo esa serie, su histrionismo, su voz, su estilo inconfundible.
También me doy cuenta ahora, que sé de cine, de que los capítulos eran grandes superproducciones con toda la estética de los 70, tan caduca, a la que él oponía la estética clásica de los años cuarenta de Humprey Bogart. Ya sé que el garbo de Colombo es todo lo contrario a Humprey pero las gabardinas de ambos son las más famosas de la historia.

Resulta que yo, al comienzo de mi adolescencia, estaba bastante acomplejado por cómo me vestía mi madre. Aquel Juanito diferenciaba entre sus compañeros a los pobres -donde me incluía- de los ricos, que llevaban, por ejemplo, pantalones vaqueros de marcas "Lois y Lee".
 Nunca me compraron pantalones de esos que sentaban tan bien. Me acuerdo de su precio estaba entre 1.600 y 1.800 pesetas; el presupuesto de mi madre para mis pantalones nunca sobrepasaba las 700 u 800, incluso me confeccionaba vaqueros comprando la tela: eran horribles, les faltaban todos los detalles que tenían los de los ricos. Por eso yo me juntaba con los pobres, también miraba a las chicas pobres, porque pensaba que las que llevaban ropa de marca serían incapaces de amarme; porque se reirían de mí.
Un momento sucedió en mi historia y hasta ahora no sabía por qué:  me empecé a valorar, fuera porque no repetía curso, porque me atrincheraba en mis habilidades y, definitivamente, me creía listo. Dejé de dar importancia a esas cosas.
Fue una forma de sobrevivir. Desde entonces siempre he odiado las marcas; hasta en los supermercados soy de "marca blanca" . Por ejemplo, nunca he llevado unas Nike o unas Adidas por ejemplo.
Y, ahora en 2018, disfrutando estas tardes otoñales de las reposiciones del genial detective acabo de descubrir que yo probablemente cambiara, viendo su inteligencia, que siempre superaba a gentes de mucha clase y poder económico que además siempre se reían de su torpe aliño indumentario (que diría Antonio Machado)
Gracias Colombo porque me salvaste del complejo y del resentimiento, aunque como tú, nunca he sido un triunfador con las mujeres, (desde que tuve mi primera novia soy fiel monógamo como el Teniente).
Supongo que si hubiera tomado de modelo a James Bond, habría conquistado las caricias de muchas más mujeres. Pero está claro que con el plan económico de mis padres no me quedaba otra que amoldar mis deseos a la necesidad:
  una pregunta más...

domingo, 2 de diciembre de 2018

Pere Calders, un gran cuentista kafkiano, marginado por catalán.

Marginado aquí en Castilla, entiendo, porque con quienes he hablado de él le desconocían absolutamente; como yo.
Un descubrimiento casual: hojeando libros encontré este de la editorial Anagrama, que es prestigiosa y, por sí misma, un buen aval para emprender la lectura.
He gozado mucho, paladeando escalonadamente (no se debe leer un libro de cuentos de otra manera) cada relato, con su correspondiente resaca creativa, porque al ser cuentos enrevesados te abren mucho la cabeza. El autor, que comenzó a publicar en 1936, escribió su obra en catalán, y pasó una parte de su vida en México: el último cuento de esta antología es "Buñuel mejicano puro".
Copio aquí un fragmentito de  "El batallón perdido" que diría yo que es autobiográfico por definidor de la Guerra Civil.

Mi guerra fue pequeña si se la compara con otras obras maestras del género. ¿Por qué tendría que exagerar ahora, sin saber si me da mayor o menor importancia el volumen relativo de unos hechos que me arrastraron sin poderlos modificar? El caso es que mi guerra tuvo todo lo que hacía falta, la tristeza y el dolor necesarios, y la sangre, sabiamente repartida por los bosques y las calles. A menudo cierro los ojos y la veo de nuevo, formando innumerables manchas por todo el país, en diminutos charcos, deslizándose con lentitud por los troncos de los árboles o por las paredes enjalbegadas, o tiñendo las piedras con la huella de manos crispadas.        (traducción de Joaquín Jordá)

 De todos modos Calders volvió a España en los años 50  donde siguió escribiendo y publicando en su lengua, porque se permitía hacerlo desde 1945. Aunque solo fue homenajeado y premiado en Cataluña en la democracia (ya era mucho que se le hiciera esto en vida de Franco).


El libro es una joya. Buscaré conseguir o leer en bibliotecas el resto de su obra. Por recomendar un cuento corto diría "El desierto"