sábado, 31 de agosto de 2024

La música.

 Para mí es la principal de las artes, por decir todavía más: la actividad más importante de la humanidad como especie. Todos los animales somos capaces de comer y procrear, algunos son muy capaces de construir sus viviendas. Los hombres, por supuesto, también, y hemos evolucionado mucho en comer y en construir viviendas, hasta últimamente en procrear; hace cinco o seis años inscribí en el registro civil de Candelario a dos mellizos: hijos de madre y donante anónimo. Esto empieza a ser más corriente de lo que cabría esperar, (teniendo en cuenta lo placentero de hacer el encargo personalmente y la ventaja de conocer cómo es el padre de tu hijo). 

Aquella madre soltera me dijo "solo me aseguraron que hacen unas pruebas para comprobar que los donantes sean chicos sanos" (lo de chicos es porque no se admiten espermas de hombres de más de 25 años).

Me voy por las ramas; los seres humanos, a diferencia de los animales, quieren adornar las cosas prácticas, los templos griegos, las catedrales, los cuadros y esculturas..., pero la música es todo adorno, adorno porque sí. Una sensibilidad copiada de los pájaros, de los arroyos y del mar, un deseo de acompañar la vida con canto, con ritmo para trabajar o para animarse. Presente en todas las culturas: es algo que sin ser necesario es imprescindible.

La MÚSICA es la música clásica, todas las otras músicas actuales beben de ella y la música clásica se retroalimenta de todas las músicas desde que nació. Ignoramos todo de la música de pasadas civilizaciones: Egipto Mesopotamia Grecia Roma... porque no se sabía como escribirla; así que se suele partir del gregoriano que es una música sublime, para "calentarse" en el contacto con dios, luego los músicos que sabían escribir notas, escribieron y transcribieron la música profana, de ahí fue naciendo la música instrumental que en pocos siglos llegó a Paganini o a Chopin y a tantísimos otros.



La música clásica es inabarcable porque los músicos son grandísimos trabajadores, aunque vivieran de ello y tuvieran que componer en los siglos pasados mucho para alimentarse con la música, no es un trabajo al uso. Un músico, de antes o de ahora, siempre tocará por placer, y cuando tenga suficiente para vivir o se jubile, seguirá componiendo, si tiene ese don y tocando; porque si para un músico malo como yo hay pocos placeres mayores que hacer brotar música, para uno que toque muy bien, sepa improvisar y sea capaz de conmover a los que le escuchan tiene que serlo todavía más. Un fontanero o un funcionario no disfrutan así, ni siquiera el simpático cartero que tengo yo seguiría un día más repartiendo cartas y paquetes en cuanto se jubile.

Los músicos sí: Art Farmer era un trompetista al que se le estropearon los labios, y después se hizo cantante. Tocar en otros idiomas es jugar, incluso en las traducciones de google nos lo traducen con este verbo tan divertido.

En la sonda Voayayer va una música de Bach tocada por Glenn Gould, creo que el ingenio ya ha salido de la vía láctea, y lleva algo representativo de lo que somos la humanidad. Alguien pensó como yo que  es lo mejor, la música es un acto generoso se hace pensando en los demás, queriendo llegar a lo más sublime, para darlo.

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