viernes, 30 de agosto de 2024

El gran momento de Mary Tribune

 Estoy pensando que me he convertido en un viejo gruñón que no soporta ya la literatura. Dejé hace poco sin leer a Jack Keruak, a "Jazz" de la premio Nobel Toni Morrison y también dejé colgado Los Premios de Cortázar y ahora dejo, tras trescientas líneas bastante penosas, colgadas las siguientes 350 de esta obra de Juan García Hortelano, para algunos su obra maestra. Por cierto que buscando críticas por internet me encuentro solo grandes elogios y muchas reediciones.



Hace un momento me decía ¿Quién soportará esto ahora? 

Pues hay una reedición de 2007.

Voy a destripar las primeras 305 páginas. Un grupo de pijos madrileños que viven en un mundo donde no se trabaja y si se va a la oficina es para piropear a la secretaria y a leer el periódico, están de fiesta continua. Hay intercambios de miradas y de besos y deseos en este grupito donde hay casados, y gente que en aquellos tiempos viajaba a Zurich... 

No sé: me salía en la cabeza de protagonista a José Sacristán, y a Conchita Velasco, que no le termina de hacer caso, a Gracita Morales de 18 años: una criadita de pueblo refranera. Resulta que a José Sacristán se le ha metido en casa una americana, Mary Tribune, que folla y gasta dinero a espuertas, y se va de juerga a cerrar tablaos de flamenco, y viste transparencias en la España de 1970. José Sacristán no sabe qué hacer con ella, salvo follársela y discutir con ella, luego le da un arrebato y se pierde por ahí y bebe como los peces en el río, y se gasta como gastan los pijos que beben y beben, dando espléndidas propinas. Después le entra otro arrebato y decide no aceptar más dinero de la americana, y en otro decide también dejar su trabajo de oficinista donde le pagan poco, aunque ya he dicho que no merece nada.

Hay pensamientos a lo Woddy Allen, hay sexo, hay izquierdismo soterrado, cantan canciones republicanas de la guerra, adoran a distancia a Mao y a Fidel Castro... 

Salvo la americana, que es viuda y cobra herencia o pensión de viudedad, no se sabe de qué se mantienen, aunque alguno hereda de un familiar.

Yo no tengo paciencia, y sí tengo muchos libros, pero no me resiste la atención, ni la cabeza. Recuerdo que Nuevas Amistades, que es anterior, y es un libro parecido, pero más corto. Aparentemente los jóvenes de aquellos tiempos  más bien que estaban aburridos y deseaban que pasara algo, por ejemplo que se muriera Franco y mientras tanto follaban, peroraban y bebían sin mucho criterio. No sé si eso fue así en las clases medias altas madrileñas, -en mi pueblo no, desde luego-  pero creo que no me interesa profundizar otras trescientas cincuenta páginas en aquellos asuntos.

¡Ah! la americana no es Ava Gadner.

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