viernes, 16 de agosto de 2024

Hoy hace justo ochenta y ocho años

 que fue detenido Federico García Lorca en el domicilio de la familia Rosales, sito en la calle Angulo de Granada.

En nuestra anterior visita no tuvimos tiempo de buscarlo pero en ésta sí que nos preocupamos de conseguir esa emoción. He leído tanto sobre aquellos días que era imprescindible venir por aquí.


Creo que es la placa original de la calle cuya dirección apuntaría el diputado de la CEDA Ramón Ruiz Alonso para dirigir hacia allí un piquete que fue a "detener" al poeta en el domicilio de sus amigos, donde se había refugiado después de ser amenazado o maltratado, en todo caso asustado, en la casita familiar de la Huerta de San Vicente, atropello que sucedió el ocho de agosto de 1936.

Era el primer mes de la guerra. En Granada y provincia la situación fue dudosa desde el principio con asesinatos por los dos bandos. Los amigos de Lorca estaban luchando con el bando nacional en los pueblos cercanos, por eso no pudieron defenderle. El poeta había aprovechado que estos jóvenes eran militantes de primera hora de la Falange, ¿Dónde mejor esconderse de la violencia de los sublevados?

Pero alguien le delataría. Una ciudad donde habían vencido las derechas en febrero de 1.936 debía de tener mucha gente a quien le molestara la notoriedad y extravagancia de este poeta,  pero además ya se sabe España..., las envidias, el pelotilleo al ganador, fíjate tú que lo han escondido aquí...

Lorca era un hombre físicamente débil, un señorito fumador de 38 años que no había dado golpe (físico) en su vida, además, según dice Gibson en su biografía era cojo, y como no tenemos ninguna grabación de su voz, tampoco sabemos si tenía "pluma" y esos ademanes que se atribuían antes a todos los homosexuales.

En mis tiempos se decía Tienes menos fuerza que el "peo" de un marica.

Fue el miedo físico, a mi juicio lo que le había hecho irse de la convulsa Madrid, donde casi diariamente ocurrían asesinatos cruzados de rojos y falangistas. Hacía poco que unos policías socialistas con camioneta oficial del orden público, habían sacado de su casa "detenido" al jefe de la oposición parlamentaria, José Calvo Sotelo para pegarle cuatro tiros y dejar el cadáver a la puerta del cementerio del Este. 

La provinciana Granada era un lugar teóricamente más seguro para el conocido autor del Romancero Gitano y de unas cuantas exitosas obras teatrales. De hecho un periódico local, el día 17 de julio, uno antes del alzamiento, publicó como bienvenida la llegada de Federico "a nuestra ciudad".

Al día siguiente estallaría la sublevación y el desorden más violento.

No sé si fue para ocultarse un poco más que la familia tampoco se alojó entonces en su vivienda habitual sino en una casita a las afueras, en la Huerta de San Vicente. Parece que una casualidad, el que los fascistas fueran a buscar a un jornalero por esa zona, hizo que algunos vieran al célebre poeta en aquella casa y él se diera cuenta del peligro que podía correr allí una vez conocido su paradero.

Desde el 16 de agosto no se sabe nada fijo: que si estuvo en los calabozos del gobierno civil, que si lo llevaron a un lugar llamado "la Colonia", parece como la pasión de Cristo de Caifás a Pilatos, dónde lo mataron y enterraron, eso no se sabe y es imposible que se sepa jamás a no ser que aparezca algún diario fehaciente de quien participara en el crimen o el enterramiento. Todo son testimonios cruzados, de los hermanos Rosales, o de lo que dijeron los del gobierno civil o militar, pero no hay papeles escritos de esta "desaparición"; lo que sobran son  conjeturas, y muchísimas ganas de conocer cualquier detalle. Así que cada investigador, de diez veinte o treinta años después, se agarró a lo que pudo conseguir. Ian Gibson parecía obsesionado con el testimonio de un tal "Pepe el Comunista" que dijo alguna vez "que le dieron un tiro en el culo por maricón". El descubrimiento de sus huesos podría desmentir o ratificar esta afirmación, aunque los familiares vivos (sobrinas) de Lorca se negaban a prestar su ADN para que se verificara la identidad caso de que se hubiera producido algún hallazgo en las dos fallidas excavaciones que se realizaron en las últimas décadas.

Una hija del hombre que fue a detenerle, el salmantino Ramón Ruiz Alonso, la conocida actriz Enma Penella decía que Gibson se fiaba demasiado de ese testimonio pero que aquel Pepe el Comunista no era de fiar por lo que ella había deducido por su cuenta. La última excavación fracasó.

Otra actriz hija de ese salmantino fue Terele Pávez, y aún quedaba otra actriz viva, menos famosa.



Nosotros entramos con emoción a un alojamiento de la calle Angulo, que se ha montado en esa calle, en la propia casa de los Rosales afirmaban, aunque replanteada para vender habitaciones, donde hay un pequeño santuario con una máquina de escribir, y algún escrito, dedicado al poeta más genial de España en el siglo XX. Nos dejaron hacer esta foto que comparto, por si alguno quiere emocionarse en el lugar donde vivió "escondido" la última semana de su vida. ¡Qué lástima más grande!



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