(Lo siento por
los pobres sirios, atrapados en un éxodo cada día más incierto y frío, pero en
estos días el peso de la noticia -la solidaridad de la opinión publicada y
pública- se va con los empleos directos
e indirectos de la
Wolkswagen , tan amenazados, el batacazo en la bolsa y los
temores de daños de esta crisis en la
economía alemana y europea)
No dejo de
sorprenderme que personas tan cualificadas como los directivos de la mayor
empresa automovilística del mundo puedan pensar que un engaño a escala
industrial como el que se ha realizado pudiera resultar tanto tiempo. Recuerdo
aquella película de Billy Wilder “Se puede engañar a pocas personas por mucho
tiempo, también se puede engañar a todo el mundo alguna vez, pero no se puede
engañar a todos por mucho tiempo”.
(estoy por
pensar que alguien lo habrá descubierto y puede que estuvieran chantajeando a
la empresa hasta que haya sido insoportable)
Queda muy
claro que también estamos en manos de gente que no vela por nuestra salud. Que
lo fían todo a las máquinas, (que se fían de la fiablilidad alemana -aunque lo
más famoso que hicieron los alemanes en el siglo XX fue envenenar a un montón
de gente con gases-, lo siento por el chiste fácil, pero han empezado el siglo XXI
con el mismo propósito)
-Sí, porque
se trata de un delito contra la humanidad doloso, es decir, realizado
conociendo y queriendo el resultado. No es exactamente igual: Hitler deseaba
matar judíos y los de la
Wolkswagen creemos que sólo deseaban pasar la prueba con
buena nota engañando al examinador. Pero ambos sabían que hacían malas cosas
con gases perjudiciales para la salud.
Y el
examinador, ¿quién compra, quién fabrica las máquinas que han sido engañadas?.
Yo pago aproximadamente 50€ por una revisión (de momento bianual, cuando
el coche se me haga más viejo será anual) Parte de lo que yo pago, de lo
que el estado me obliga a pagar, era para que midieran las emisiones y velar
por la salud de todos. El vigilante directo, Inspección Técnica de Vehículos y
el vigilante supervisor, Ministerios de Industria, Sanidad y Medio Ambiente, también me han
defraudado.
Yo tengo la
suerte de vivir en un pueblo con poca actividad económica y además rodeado de
árboles. Si alguien de mi pequeña familia padece una enfermedad respiratoria lo
más probable es que no debamos atribuirla al exceso que se ha originado con
esta mezcla de dolo y negligencias. Pero cuánta gente de ciudades, con garajes
repletos de motores WW, se preguntará ¿por qué mi hijo me ha salido asmático?,
¿por qué tiene tantas alergias? ¿por que murió tan pronto mi padre si había
dejado de fumar hace más de 20 años?
Esta
estafa, como responsabilidad civil, es impagable, -si algo justifica el hablar
de salud pública es la respirabilidad del aire que, junto con la visión de las
nubes y las puestas de sol, es el único bien público gratuito que queda ya-.
Las indemnizaciones que Wolkswagen debe a la humanidad, por haberse concentrado
en engañar y no en reducir las emisiones nocivas tendrían que ser colosales y
tan ejemplares que hundieran a esta empresa multinacional. (1)
Aunque
quizá el estímulo de su falsas buenas notas –yo siempre quiero pensar en los
aspectos positivos de la vida- haya conseguido que otros fabricantes se hayan
esmerado y hayan conseguido mayor rendimiento con menores emisiones (en la
carrera dopada más famosa del mundo los 100 metros libres de
Seul, el dopado Ben Jonson batió el récord mundial apabullando a Carl Lewis,
pero Carl Lewis también batió el récord mundial limpiamente con el estímulo de
querer seguir al tramposo).
QUEDA UN
DETALLE PARA REFLEXIONAR. Siempre hay fariseos, y muchísimos irresponsables, (a
mí siempre me parece que siempre debo incidir en democratizar la culpa porque
lo cómodo es -y lo que prefiere la gente es identificar al más malo -cortamos su cabeza y ya se
arregla todo).
En el mundo
hay millones de conductores de Wolkswagen que hoy saben fehacientemente, (y
alguno se habrá rasgado las vestiduras ante el escándalo) que emiten cuatro
veces más partículas contaminantes que antes. ¿Cuántos, sabiendo el mal que
hacen a la humanidad, han restringido al mínimo el uso de su coche? Españoles,
que son los que yo conozco, pocos, muy pocos, estoy seguro.
Los
responsables son los directivos de la multinacional automovilística, los que
nos han estado matando. Pero ahora, los ciudadanos ya somos conscientes y, por
tanto, responsables de todas las muertes innecesarias que se originen a partir
de ahora por el uso de esos coches.
Vuelvo a
insistir en que es una buena noticia que se haya destapado este escándalo; el
escarmiento será para Volkswagen y, en cabeza ajena, para muchas personas y
empresas más, que se cuidarán de plantearse algo parecido en el futuro. Pero, aunque a los peatones nos va a dar
igual quien nos envenene de más, los conductores, que siguen usando y a veces
abusando de su motor, deberían tomar nota y abstenerse todo lo que puedan. Pero
seguro que nadie me hace caso.
(1) no
deseo esto y no sucederá. Estoy persuadido de que los gobiernos europeos levantarán
la mano lo que sea necesario por no hundir la economía.
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