Aunque yo haya reflexionado aquí
sobre ello, estos meses he procurado mantenerme
desintoxicado de las previas de las elecciones catalanas. Uno lo da en
pensar y hubiera perdido mucho tiempo pensando y fantaseando, cuando la decisión era de otros. Y las
reacciones a la decisión, también. Mi única reacción era -ya lo escribí- ese
proyecto personal de desdén económico a quiénes como español me hubieran hecho
el “feo”. Pero pocas más vueltas lo di.
Al final han quedado 52 y pico %
frente a 47%. El desafío lo ha ganado España, pero el parlamento catalán
presenta una foto ingobernable, desquiciada, fruto de una campaña donde no se
ha tratado del futuro que tienen por delante (gobernar la autonomía) sino del
cielo y del infierno.
Han perdido y hemos ganado, pero
ahora habrá que hacer otras elecciones para que salgan partidos claros que
puedan gobernar la región.
No sé si serán tan burros los
independentistas. De seguir desgarrándose y crispando con declaraciones altisonantes, o la nación
catalana o nada.
Pero han perdido, como los escoceses. Hace un año atrajeron la atención para hacer una mamarrachada que seguramente ganaron por el 99% o quizá el 101%. Donde a ellos les
interesaba llegar: París, Berlín, Londres, Nueva York, etc ya saben
hoy, por un breve en los noticiarios o en la prensa, que los que reclaman freedom for catalonia son unos voceras más, nada de un
pueblo oprimido.
Y pasaremos la página hacia el
siguiente tema Wolkswagen, Siria, Cuba... ayer hubo un atentado suicida en
Afganistán con un montón de muertos y heridos, -eso no es noticia- en un partido
de voleibol.
Esta historia catalana ya
quedó atrás y a los separatistas se les podrá callar la boca durante unos
cuantos años por su fracaso en las plebiscitarias.
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