Tengo comprados muchos libros, y teóricamente si los compré era para poder releerlos, aunque bien me conformaría con poder leer una sola vez todos los que avarientamente he acumulado.
Este libro merece mucho la pena. Está publicado en vida de Franco, pero no creo que nadie pueda ponerle un "pero". Al contrario, es hasta algo parcial en, al menos un detalle: la Casa de las Flores que era el lugar de Madrid donde vivió Pablo Neruda hasta que se marchó por motivos de seguridad, fue saqueada, dicen en el libro "por unos o por otros", porque lo tomaron los nacionales y los republicanos . No. Solo lo tomaron los nacionales en el 39 cuando se acabó la guerra, otra cosa es que lo bombardearan o cañonearan. Pues el libro cuenta que Miguel Hernández acompañó a Neruda a su antigua casa en un momento que volvió y la encontraron saqueada, tanto que el diplomático chileno no se llevó nada de ella.
Hubo muchos saqueos en la zona republicana saquearon la casa de Andrés Segovia en Barcelona, y también la de Juan Ramón Jiménez en Madrid. Una casa abandonada sería de "fascistas" así que se daba patada en la puerta o se traía una palanca y se saqueaba. Así sucedió también en el otro lado, en Mombeltrán con las casas de los "rojos" huidos. Tengo grabado el testimonio de la hija del alcalde cuya casa ocuparon para dejársela a un maestro. Pero después de la guerra aprovechando que el maestro se fue, la mujer y las hijas del alcalde, que habían vuelto de Madrid tras perder la guerra y vivían en casa de familiares, reocuparon aquella casa y ya no las echaron. (Siempre me voy por alguna rama, lo que quería decir es que a la autora de este libro no le apetecía dejar mal a los republicanos en 1975 por haber sido los saqueadores del domicilio de un poeta tan querido por los suyos)
Releer este libro que tantísimo me impresionó hace veinte años está siendo un placer. Primero, porque ahora sé mucho más de la guerra y de la república, y también conozco mucho mejor los nombres de la gente que sale en sus páginas, y para postre he visitado Orihuela, estoy impregnado del paisaje circundante y de las calles, también del hecho de que sea una ciudad episcopal que, aparte de catedral y seminario, tenía treinta iglesias y mucha tradición religiosa. Vi allí un monumento conmemorativo de que incluso se celebró un concilio.
os lo pongo fácil para buscar pinchando aquí atrás.
No recordaba, y es un detalle importante, que el dedicatario de la elegía a Ramón Sijé, no se llamaba así sino Pepito Marín Gutiérrez. "Pepito" porque era tres años más pequeño que Miguel, y era un niño superdotado que iba tres cursos adelantado cuando conoció al pastor poeta. Era muy religioso y en su corta vida le dio tiempo a estudiar la carrera de derecho, también a dirigir una revista "El Gallo Crisis". Sus padres eran comerciantes a los que les iba bien por lo que tenía dinero y ayudó muchísimo al pobre Miguel que se marchó a la aventura madrileña, pensando que podría vivir de la poesía.
Curiosamente a lo último se habían distanciado bastante y supongo que el sentimiento de culpabilidad por ello y la muerte de "Pepito" redoblaron el dolor que originó aquellos versos yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano.
Es un libro muy emocionante, muy documentado, recomendabilísimo.
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