Uno aprende viajando las cosas que mejor le enseñan y en Figeac nos enseñaron que allí había nacido el gran Champolion, quien descifró la escritura jeroglífica egipcia gracias al hallazgo de la piedra Rosetta.
Nada mejor para conmemorar la figura que un obelisco.
Gran iglesia, iluminada y solitaria aquella tarde
Aunque agradecemos de corazón que alguien la sostenga y pague su iluminación que nosotros no abonamos aunque ayer nos invitaban a ello.
En la misma plaza Champolion de esta iglesia tenemos un dramático y casi cinético monumento a los "enfants de la patríie" de la primera guerra mundial.
Un grupo de cantantes aficionados nos amenizaban con el acompañamiento de una especie de organillo aquella tarde, echaron su buena hora, porque los seguimos oyendo a la vuelta. Supongo que pararían si alguien entraba a comprar un helado. Lamento no haber tenido buen pulso para fotografiarlos.
una mínima puesta de sol que no desprecié.
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