Hay pocos personajes públicos que
me caigan mejor: es un grandísimo escritor y le he oído tocar flamenco en la
guitarra; con lo primero sería suficiente, pero lo segundo lo hace admirablemente
bien. También ha sido, hasta que se jubiló, a pesar de su celebridad y de que
hubiera podido dedicarse al completo a escribir, profesor de literatura en institutos de
Madrid, de esta manera me recuerda a mi mítico maestro Jacinto Pérez Moreta, lo
cual es otro punto más a su favor para mís simpatías.
Sus libros son un prodigio de
chispa entre el humor y la reflexión, la lástima es que los personajes se
repiten como si fueran un corral pequeño, un género, género Landero (aunque no
exclusivo de él), impostores, charlatanes, ilusos... Luis Landero es como
Federico García Lorca (excluyendo poeta en Nueva York) excelso, pero
autorestringido. Tengo que decir que me faltan las tres o cuatro últimas
novelas, pero tengo la firmísima intención de leerme todo lo que ha escrito y
escriba.
El otro gran novelista español de
esta generación es Antonio Muñoz Molina del que creo que no necesito renovar públicamente otra vez mi admiración. También me gusta mucho Juan José Millás que oficia de
un género costumbrista humorístico, hijo
de Cortázar, nieto de Kafka.
Pero creo que el de más limpia y
rotunda escritura es Luis Landero y probablemente sea por su oficio de
profesor: palabrero, el hecho de enfrentarse a la música y al ritmo de las
frases y a las caras de un auditorio que tiene que entenderlas en el acto, y
hacerlo tan cotidianamente, hace que uno sea más claro. Esto lo he visto yo
hace poco al dar mi conferencia, frases
que se sostienen y se entienden perfectamente por escrito no salen igual de
claras, al respirarlas. Mientras uno está leyendo algo escrito se pregunta si
lo estarán entendiendo, si uno se plantea toda la mayor parte de la
conferencia como hablada, no tendrá estas dudas (creo- espero).
Hay un poema profesional, que atribuye a un personaje, pero creo que le vale a todo escritor de ficciones.
Hay un poema profesional, que atribuye a un personaje, pero creo que le vale a todo escritor de ficciones.
Escribir es soñar.
Sueñas que escribes,
y luego, al despertar
sueñas que vives.
Bueno, que me he sacado tres
libros de Luis Landero y me vendrán muy bien para escribir mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario