viernes, 27 de marzo de 2015

RABIOSA ACTUALIDAD

Así están las cabezas desde ayer por la mañana, cuando revelaron que el estrellamiento del avión alemán había sido “por voluntad” de su copiloto Andreas Lubitz, cuya enigmática foto en el Golden Gate de San Francisco, tardará en írsenos de la cabeza.

Mientras venía andando he tratado de buscar respuestas para soslayar la rabia y la amargura cerebral. Creo que es lo mejor: racionalizar las cosas. Lo que hubiera tenido que hacer e este hombre ante el dilema que le ha ofuscado: buscar una perspectiva externa, creativa, humorística, o sencillamente racionalizar adónde iba a llevar ese sentimiento destructivo a tanta gente que estamos directa o indirectamente afectados, (aparte de haber quemado una montaña, que parece que es lo de menos entre tanta tragedia humana o económica); todos lo estamos y lo estaremos más intensamente cada vez que montemos en un avión.

La autodestrucción y la destrucción van con nosotros. Mi madre, que es muy católica, dice “Dios nos libre de un mal pensamiento” porque eso del mal pensamiento no es tan raro. Lo peor es la ofuscación o la patología continuada. La catástrofe llega cuando cae en un ser excepcional que domina técnicas o tiene poder. Pienso en el maldito francotirador noruego que además de haber visto muchas películas y tener gran puntería y frialdad, sabía preparar y colocar bombas.

Andreas Lubitz tuvo hace unos días todo el poder de la vida o la muerte sobre el pasaje de su avión cuando cerró la puerta dejando fuera al piloto. Todo estaba en su exclusiva mano y pudo decidir lo que hizo.
Siempre ha habido locos patológicos: las noticias hace tiempo nos golpearon con que unos padres mataron a su hijita adoptiva, otro padre, José Bretón, mató e incineró a sus hijos de pocos años. También hay pirómanos que hicieron fechorías como ésta que a mí me dejó sin palabras http://guerracivilenlas5villasdeavila.blogspot.com.es/2011/01/el-incendio-de-13-del-barranco-de-las.html
Los que se hacen más famosos son los locos con poder, pensamos en el portotipo de otro germanoparlante, Hitler, pero también Pol Pot o Stalin o Tiberio o Calígula.

El poder es peligroso, cuando yo era un niño, mi padre me dejaba una escopeta de aire comprimido y salía a cazar por los alrededores de mi pueblo. Como nunca conseguí matar a un abubute o a una urraca, un día se me ocurrió disparar al sol. Menos mal que no le acerté: me hubiera cargado el sistema solar “un muchacho de 10 años se ha cargado el sol como si fuera una bombilla de alumbrado público”, buena la hubiera liado. Por salir de esta broma: una vez acerté a un gorrión en la nieve, sufrí el contraste térmico de recoger del lecho helado el cuerpecillo del animal con su sangre aún caliente, que dejó una fea mancha sobre la blancura. Me pregunté con pena por qué lo había hecho. Quise desplumar y comerme el animalillo, por darle una razón de su muerte, pero no fui capaz. Nunca más he disparado a nada vivo. Tampoco nunca he disparado otra cosa que esa escopeta de perdigón.
Un guardia civil, amigo de mi padre una vez nos dejó ver su pistola, aunque le había quitado el cargador, sentí por unos segundos el vértigo de que mi mano podía matar, que me podía volver loco y dispararlos.


Hay locos por ahí que ejecutan sus locuras. Voy a adjuntar este horrible vídeo que no me atrevo a volver a ver. Un tonto con poder, sin conocerla de nada le pegó este golpe a una joven. Es igual de inexplicable.

https://www.youtube.com/watch?v=gTopuqP9EIo

No sé qué mundo estamos haciendo, cómo nos cargan o nos recargan las películas que vemos, las propuestas estéticas, musicales, literarias... Existe, y lo tenemos muchos, el deseo de ser famoso y que una cámara siga tus pensamientos, que alguien repase con interés cada detalle de nuestra vida. Como está haciendo todo el mundo hoy con Andreas Lubitz. ¿Notoriedad a cualquier precio?

El problema insoluble es que ahora ponemos nuestras vidas en manos de alguna gente.
Dios nos libre de cruzarnos con un loco con ese poder.


No hay comentarios:

Publicar un comentario