viernes, 3 de julio de 2015

Ayer un robot

Mató a un trabajador alemán de 21 años en una fábrica. Hoy hay que abrir todos los debates. Cuando el desastre del otro alemán -el famoso copiloto de Germanwinks- se especuló con que pudo ser un fallo de la máquina programada que hubiera estado por encima de la voluntad humana. El descubrimiento de la locura del piloto (que precisamente desactivó el piloto automático para estrellar el avión manualmente) aplazó el debate pero,  hace menos tiempo, un avión Airbus parece que tuvo una "rebelión" informática que ordenó a los cuatro motores que fueran al mínimo y mató a sus cuatro pilotos en Sevilla.

Confiamos demasiado en la técnica, yo también;  pero ahí está el Hall de "2001, Una odisea en el espacio" y también  la rebelión del Planeta de los Simios en la segunda parte de la saga. Ahí están los generadores de spam, los virus informáticos, los hay ya mutantes, puede que ya haya virus que programen virus. Yo no puedo con toda la técnica, confío en que hay muchos hombres que viven, crean y dominan la técnica, pero con la sofisticación que alcanza cada vez son menos los hombres que saben y más las máquinas con peligros. Todos tendríamos que saber parar una máquina.

Puede ser que las máquinas sean muy tontas y obedientes. Las hay muy malas: los misiles teledirigidos, los drones militares se dirigen para matar alevosamente; por cierto suelen ser el brazo ejecutor de Estados Unidos contra los talibanes, los de Al Qaeda, los del estado islámico... mientras estos "programan" personas para que se inmolen.

Supongo que también será posible programar a un robot para que haga el mal indiscriminadamente. Hay gente para todo, no nos fiemos, por eso hay que limitar los poderes, hacer copias de la llave de Pandora.
Otra película, Parque Jurásico, planteaba la tesis de que una casualidad no prevista puede descontrolar algún proceso de "jugar a dios", y desencadenar una catástrofe.

Ya hace mucho tiempo que no sabemos como funcionan la mayor parte de las cosas que usamos. Pero, al menos, que sepamos cómo apagarlas.

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