lunes, 6 de julio de 2015
PENSANDO EN SIRIA
Creo que a Occidente le estorbaba el poder de Bassar El Assad. Siria intervenía en el Líbano, y también, a la larga, era el país más peligroso para Israel en lo militar. A los “nuestros” les convenía que se debilitara, que se desangrara de modo preventivo. No era urgente, pero aprovechando la ola de la primavera árabe que sucedió a las revelaciones de Wikiliks, se decidió apoyar a los insurgentes. Se optó por vendernos el bombardeo a los malos, para equilibrar; ahora creo que se bombardea a los peores en beneficio de los malos, para equilibrar también.Ahora, ya no se atreven a venderlo en voz alta.
Los peores, el Estado Islámico, hace pocos días ejecutaron a varios soldados de El Assad en el teatro romano de Palmira. Dieron más historia a esas viejas piedras, que al ser paganas sólo les preocupan a los europeos, americanos, japoneses.., que cruzaban medio mundo para ir a fotografiarlas. Se montó un espectáculo en un escenario singular para que lo viéramos, para que fuera más noticia. Creo, y ellos también lo saben, que, sinceramente, a muchos de nosotros nos importan más esas piedras que la gente que ha vivido o muera alrededor de ellas. Lo mismo que los budas de Babiyán.
Hace pocos días, hice Candelario-Béjar, tres kilómetros andando, a las dos y media de la tarde, acompañado de con un musulmán. Anduvimos a más de treinta grados, con bastante sol y también un poco de sombra, habiendo dormido él muy mal y encontrándose adormilado, deshidratado. Es el Ramadán. A pesar de que pasábamos por las limpias aguas que circulan por las regaderas de Candelario, que tiene decenas de fuentes invitando a beber agua en cada una de ellas; a pesar de que podía deshidratarse en el camino y me veía a mí beber, no bebió agua. Para mí, una locura. Es una mentalidad totalmente distinta a la nuestra. Pensé también que si su religión le dijera que me matara, probablemente lo haría. Así que he decidido darle esquinazo y no ir con él a Béjar durante el Ramadán ¿para qué ver sufrir a un sediento? ¿para qué recomendarle por su salud, que se hidrate? ¿y si le estoy ofendiendo? ¿y si piensa que quiero debilitar su fe?
No sé por qué occidente no comprende hace tiempo que no se les puede manipular, ni siquiera en su favor. Ya lo había hecho Estados Unidos en Afganistán contra la URSS: construyó un monstruo y ahora se ha creado otro: el Estado Islámico; a ver cuánto dura y cuanta muerte y destrucción causa.
Quizá la jugada sea/hubiera sido, en este caso, llegar al final de una guerra por agotamiento de muerte y destrucción, y construir sobre las cenizas un país manso y colaborador en Siria.
Pero no olvidemos mi ejemplo del agua. No será tan fácil como fue en Europa instaurar la democracia y los valores (más racionales en general, sin lugar a dudas) de Occidente. En Europa Occidental se hizo tras la segunda guerra mundial, pero no sólo fue la -racional- homologación con el sistema democrático y económico de Estados Unidos y Gran Bretaña. Hi falta dinero: el Plan Marsall de limosnas, ayudas, financiación y, quien paga manda. El empobrecido tiene que agradecérselo, con gestos de admiración simpatía y de sumisión. Ni aún así: al mundo musulmán que rechaza tomar cuando es más necesario, la cosa más inocua y también necesaria del mundo: el agua, aunque sea gratis.
Es un error querer cambiar una cultura en una sola generación. Hace falta jugar con más inteligencia, con más cautela, con esa paciencia oriental de la que carecemos. Por precipitar las cosas, en estos momentos, toda la historia con los musulmanes está en regresión, y acentuándose.
La siguiente vez, si se puede, (para otra generación) habrá que empezar muy despacio.
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¡Excelente artículo, amigo Juan!
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