Generalizando superficialmente oso destacar que los andaluces son un pueblo al que le gusta vivir comunitariamente, extrovertidamente, estéticamente. Por supuesto que los habrá reconcentrados, ariscos, severos, taciturnos, pero yo voy a hacer mi tesina sobre lo que se me aparece, que seguramente solo son apariencias.
La apariencia es muy importante, los andaluces visten muy bien y las andaluzas muestran generosamente sus encantos, presumen de sus hijos y se reproducen más que en el centro de la península: los hijos, aparte de otras muchas cosas, son temas de conversación y de socialización.
Los andaluces socializan generosamente en la fiesta y también en la religión, y lo hacen echando toda la carne en el asador. Ignoro si leen mucho la biblia o rezan en sus casas pero hacia afuera la religión es religión, y se pueden ver jóvenes con cruces y también con tatuajes de cristos torturados y de su joven madre. En las iglesias que hemos entrado, salvo en una que estaban celebrando una misa de bodas de oro, hemos encontrado un lleno considerable, y también percibido miradas aviesas hacia estos dos turistas que entran con pantalón corto y sandalias con una cámara en la mano a profanarles por unos minutos su solemne devoción. La primer noche en Huelva un joven al que preguntamos una dirección y de paso sobre qué nos recomendaba de la ciudad a la que acabábamos de llegar nos habló de las hermandades relacionadas con las iglesias, estaba con su novia y no creo que sobrepasaran los veinticinco años. Hemos visto costaleros de la Virgen de Cinta pululando entre peinetas y mantillas, y chaqués de los hermanos mayores y solo era un ensayo general de la procesión.
Pango aquí la foto de un local de estos, en Olivares. El local de una hermandad de semana santa, perfectamente remozado y aseado como hace muy poco tiempo, y eso que no es un lugar de oración, sino un almacén de las imágenes de esa cofradía. Los andaluces, y los zamoranos también, se pelean por entrar en una cofradía y hacer la carrera desde costalero a director de procesión con chaqué y vara, y eso está vivo o así se empeñan en hacérmelo creer a mí.
Como se creen que esta joven tiene un hijo de treinta y tres años.
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