sábado, 6 de abril de 2024

Comunismo

 Cuando se murió Franco yo tenía once años recién cumplidos. Probablemente entonces comunista era un peligroso insulto político en España, pero ya mucho menos: había curas con barba "curas obreros" se hacían llamar, a mí me dio clase uno que luego se salió (creo) era muy amigo de un primo de mi padre también con barba que tuvo hijos y se salió, como tantos. El comunismo se relacionaba con lo evangélico "Jesucristo: el primer comunista" decía una canción de Sabina, como recogiendo frases muy repetidas.

Según fui haciéndome adolescente se publicaban libros prohibidos, los de la editorial "Ruedo Ibérico" que antes estaba en Francia y muchos eran de la Guerra Civil: dejábamos lo viejo. Se permitió el juego, los bingos y los casinos brotaron, Franco solo dejaba la Lotería Nacional y las quinielas futbolísticas (a las que dicen le gustaba jugar). 

A su muerte los quioscos y librerías se llenaban de periódicos efímeros: el Socialista, el Mundo Obrero, y revistas políticas: Triunfo, Cambio 16, Cuadernos para el diálogo..., pero sobre todo de revistas pornográficas LIB, LUI, el Playboy, y el cine no digamos, mucha producción pornográfica en aquellos tiempos, en Ávila donde yo viví desde 1978 las proyecciones las capitalizaba el "Real Cinema" un tercer cine, aunque no estrenó Emanuelle una de las películas más recaudadoras de la transición. 

Un amigo y yo fuimos a ver nuestra primer película al Real Cinema: era alemana, de historietas cortas todas con desnudos femeninos picantes. Teníamos miedo en nuestra primera vez de que no nos dejaran pasar, porque era para mayores de 18 y andaríamos por los 15, aunque en esa sesión de las 8 de la tarde la mayoría éramos menores de esa edad, varones, por supuesto. La sesión de las 10 estaba llena de mozos más mayores que nos encontramos a la salida.

Todo lo nuevo nos gustaba y legalizaron el partido comunista. En tiempos de Franco cualquiera que era de algo, era del "partido", que se confundía con las ansias de libertad y con el levantamiento de todo lo prohibido. 

Los españolitos de la transición teníamos mucho complejo y lo bueno era de importación, lo español era malo, barato, cutre, hortera... nacional-católico.

En las olimpiadas mandaba la URSS y cuando le sobrepasaban los americanos. El telón de acero podía alegar que Checoslovaquia Polonia Bulgaria y Rumanía eran unas grandes potencias pero sobre todo la DDR o la RDA república "democrática" alemana que le daba un par de vueltas (salvo en fútbol) a la República Federal.

Caído el telón se descubrió el pastel del dopaje. Creo que la actual Rusia ya estaba bloqueada por el comité olímpico antes de la invasión de Crimea, pero era por tramposos y por esconder a sus atletas de los controles (que han seguido haciéndolo). 

Me encantaba el himno soviético, y el de la RDA. Los veranos me ponían muchas olimpiadas, en las de Montreal 76 un hombre "llamado caballo" el cubano Alberto Juantorena derrotó a los negros americanos en 400 y 800. En aquellos años atreverse a ser comunista era de lo mejor, los más timoratos nos conformábamos con ser socialistas, que era una especie de café con leche. Mucha leche. Recuerdo que en el año 1.982 un amigo me dijo que iba a votar a los comunistas, pero para que llevaran adelante por lo menos el programa electoral del PSOE, que siempre sería recortado por los poderes fácticos.


Luego cayó el muro de Berlín y Ávila se llenó de polacos, el comunismo europeo se desplomó como un castillo de naipes. Europa hoy llega hasta el Dnieper, que ahora sabemos que se llama Dnipro.

Sin prole no hay proletarios y en la vieja Europa de 2024 no quedan proles, la generación en edad de generar busca la parejita, pero tiene uno o ninguno. Las parejas se rompen, se fabrican hermanastros y no hermanos. Los niños consentidos nacen sin sentido comunitario ¿con quién? Leo ahora en un libro argentino de la época de los "montoneros" que trataban de resistir una huelga con ollas populares, para que la comida diaria fuera casi gratis mientras no se cobraba salario por ser huelguista. ¿Quién comería hoy en cualquier ciudad europea bajando a la calle con un plato para que se lo llenaran, ¿qué familia, o hijo de los nacidos a finales de siglo XX soportaría eso? Antes la muerte y no exagero. Los parias de la tierra son paridos en África, y la mayoría son musulmanes, que llegan en cayucos a revender bolsos y camisetas de fútbol de imitación. 

Hoy un derecho fundamental es la calefacción, el WiFI, el teléfono móvil con tarifa plana y suscrito a Netflix para ver las últimas series. La historia ha acabado: una huelga se soluciona con subcontratas. Los alimentos pueden llegar de cualquier continente, la mayoría de los pagos en supermercados se hacen con tarjeta y las tarjetas son un oligopolio. Hasta resultas sospechoso si pagas con billetes.

Pero en China, el país poscomunista maneja más tarjetas y pagos por móvil que nadie, en su afán por controlar a su gente es lo mejor. Un sueño orweliano, que es de los primeros anticomunistas científicos,

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