miércoles, 25 de noviembre de 2020

Fiestas sin nada que celebrar

 Si algo es coronavirógeno es una fiesta entendida como las de antes: verbenas, procesiones, mercadillos, comilonas, romerías, celebraciones de campeonatos de fútbol, el paso de la vuelta ciclista... 

Hipermegaprohibido, y con toda la razón

Está muriendo gente, otros quedan con secuelas, miles de negocios quiebran, Todos vamos con bozal. Mientras tanto, en España al menos, sigue habiendo fiestas de guardar, mientras muchos trabajadores están guardados sin fiesta o haciendo festivos todos los días. 

Casi todos los productos selectos y caros que se vendían en las tiendas "delicatesen" están caducando en los anaqueles. Se producían para el turismo, he estado en el valle de tal y te traigo su fabuloso queso, hecho con cabras de la raza tal, ordeñadas por pastoras de limpias manos. Solo así se puede pagar a veinte euros el kilo y comérselo evocando el viaje u ofreciéndoselo a un familiar o a un compañero para que vean que uno se acordó de ellos.

¡Qué fiesta, ni qué fiesta! esa gente que producía o vendía esas cosas trabajaba como nunca esos días de fiesta para los turistas de paso, ahora qué: No pasa nadie: días perdidos por pura inercia.

Eso sí, los funcionarios cobramos todos los días. El mundo entero se hunde pero a nosotros nos suben el sueldo, y eso que teletrabajamos, o limitamos derechos ciudadanos escondidos tras una mampara, y ahora el lunes 7 y el martes 8 tenemos fiesta.

Qué cosa más ridícula, vamos a dejar una deuda multimillonaria a las siguientes generaciones y el estado detiene su actividad por algo que, si no funcionan rápido y bien las vacunas, tendremos que explicar a nuestros nietos: 

Abuelo ¿Qué era eso de "fiesta"?

Cada día es un día menos.  Para la vacuna, sí;  pero para la muerte también.

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