martes, 22 de diciembre de 2015

SOBRE EL CLIMA, EL HAMBRE, EL RUIDO Y DEMÁS BRINDIS AL SOL

Hace poco más de una semana en París los participantes en la cumbre del clima se dieron emotivos abrazos para celebrar que sus delegaciones habían acordado que la temperatura del planeta no debía subir más de dos grados de aquí a 2100. El acuerdo empezará a entrar "en vigor" el año 2020.
Supongo que es mejor que nada.
Pero ¿cómo se hace esto? reduciendo las emisiones de CO2 y otros gases causantes del efecto "invernadero", pero ¿quién, cómo, cuánto, qué sanciones hay para quien incumpla y cómo se controla que lo que no se emita por un lado se emita por otro?. Y, sobre todo, ¿cómo se hace todo esto en un mundo tan diferente?
Es posible que haya tribus en algunas partes que todavía quemen un trozo de bosque para sembrar hasta agotar la tierra y luego quemen otro nuevo pedazo etc. ¿Tiene eso algo que ver con una empresa química de Huelva o con una petrolera de Canadá?
¿Cómo se sabe por el simple termómetro quién, cómo y dónde está incumpliendo el deber de no subir la temperatura más allá de 2 grados hasta el 2100?

Una majadería, un brindis al sol, me parece a mí.

¿Por qué no hay acabado así con el hambre o las guerras o  la violencia de género?.
Es muy fácil hacer lo que han hecho en París para estos otros problemas infinitamente más sencillos que este pero ¿bastará acordarlo así?

Yo creo que no: Supongamos que los países hubieran acordado establecer el transporte público gratuito en las ciudades, prohibiendo radicalmente el tráfico privado. Imposible, las empresas automovilísticas y petroleras se vendrían abajo.
O cerrar todas las centrales térmicas de carbón. Las cuencas mineras de todo el mundo se sublevarían y ¿con qué nos calentamos o recargamos la batería del móvil?.
O promover con una inyección económica la plantación y cuidado de especies arbóreas que capturaran el CO2 , luchar seriamente contra la erosión y los incendios forestales: eso cuesta muchísimo dinero, hay otras prioridades más acuciantes para la sociedad.

Pues algunas cosas de estas hay que emprender, porque si seguimos haciendo lo mismo la temperatura seguirá subiendo. Es más, puede que, aunque nos enmendemos, el clima ya esté fuera de sus quicios y no se consiga eso de que la temperatura no suba, ni en 2100.

Pondré un ejemplo doloroso, recurrente, familiar. Yo hace mucho tiempo decidí lavarme los dientes todas las tardes y noches, y después de cada vez que tomara dulces o chocolate. Lo he cumplido razonablemente, pero alguna de mis muelas ya tenía caries. En mi muela más famosa -por las entradas anteriores- no se asentó a una caries nueva desde hace 28 años. Puedo afirmarlo porque entonces me fue empastada y no ha vuelto a criar de eso, sin embargo, algún hilito de caries siguió avanzando estos años bajo el empaste, me originó varios flemones, a los que no hice caso y se deshincharon por aburrimiento, pero gracias a la evolución de aquélla caries, hace dos semanas y media no ha sido posible hacerme una endodoncia. Me han tenido que arrancar la muela y lo que me quede de momento una gran infección (Sí, ya lo se: qué pesado soy)

Bueno, este artículo es para decir que tenemos que hacer (dejar de hacer, mejor) mucho y aunque probablemente desde la revolución industrial hasta acá nos hemos causado daños ya irreparables, creo firmemente que, si no empezamos muy en serio y radicalmente a dejar limpio del aire,  se harán más agudos y catastróficos en poco tiempo, porque vamos cuesta abajo, no cabe ninguna duda.

La pasada semana, del 14 al 18 de diciembre, decidí no traer jersey para andar los tres kilómetros que me separan del trabajo. Me conformé con una camiseta y una camisa bajo una prenda de abrigo, pues bien, el pasado jueves 17 de diciembre, en Candelario (Salamanca) famosa por sus fríos y ser cuna de embutidos,  me desabroché la prenda de abrigo, llegué al trabajo en camisa; tenía un calor impropio..., y, efectivamente,  es que lo hacía.
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