jueves, 18 de junio de 2015

Soy un alucinado de la música.

Creo que siempre lo he sido. No soy nada miedoso en la vida real, pero las películas de terror me sobrecogen y es por la música, a la que soy hipersensible.
Yo, tan machote, -siempre tuve autolimitada esta expresión emocional-, he descubierto hace pocos años el placer de llorar, de que me salten lagrimones como ríos de montaña. Y es con la música. En un momento lado me acorrala la emoción y me dejo ir, (ahora es más fácil desde que gasto gafas). Es parecido a hacer el amor.
No es tantas veces como quisiera, la penúltima fue en la representación de Los Miserables de la compañía sevillana Toma Teatro.
La última fue anteayer. Antes este grupo infantil ya me rascaba la fibra del alma cantando "Moon River" y "Las notas musicales" de Sound of Music. tenía la cámara y, aunque empezada, saqué mi cámara para grabarla y poder convocar las lágrimas cuando quiera.
https://www.youtube.com/watch?v=99tx3yhcbd8

Pero a veces se me meten melodías en la cabeza y no se me escapan ni aún de noche. Esto es un defecto que me he ganado por dejarme querer tanto de la música. Pero el placer que siento lo paga todo.

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