Entre España (Europa) y África (Marruecos) hay un abismo. Eso lo sabe hasta el lucero del alba. Seguramente en Marruecos hay mucha mortalidad infantil en los partos, y también morirán muchas más madres que aquí; habrá pocos niños de ese país que tengan correctores dentales así que se quedan con los dientes tan retorcidos como les vengan de fábrica; la mayoría, como los españoles antes, no alcanzarán su altura genética por falta de comida; otros se quedarán lisiados por enfermedades que aquí tenemos superadas hace décadas, la poliomielitis etc, no sé. Supongo también que no habrá dinero para quimioterapias, radioterapias... así que el cáncer solamente lo superan los ricos.
Marruecos es un país pobre y atrasado; y en sus zonas rurales mucho más. No cabe duda de que será por falta de dinero.
Hay mujeres marroquíes que cargan como mulas productos baratos en Melilla para pasar la frontera e ir a revenderlos a su país. Eso no lo hacen las europeas desde hace muchas décadas. Hay un abismo.
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Pero está a un paso. Es barato ir y unos espeleólogos españoles -ricos del Norte, aunque fueran andaluces- fueron a buscar aventura esta Semana Santa. Estoy convencido de que llevaron un caro equipo para escalada: buenas cuerdas, arneses, mosquetones, guantes, piolets, ropas especiales... y las imprescindibles cámaras fotográficas para inmortalizar los recónditos y espectaculares lugares donde realizaban su aventura. Pero todo azar tiene un precio, si uno se la juega en un abismo, en el abismo del tercer mundo, obtendrá fotos que nadie tiene: sí; pero se juega caer por dos precipicios. Y dos montañeros cayeron, uno perdió la vida en el juego del primer abismo. Otro quedó herido y el tercero pidió ayuda.
Pero los equipos de rescate marroquíes no tienen los medios que los equipos españoles. Aquí, hace no muchos meses, un helicóptero, valorado seguramente en más de 10 millones de euros, se precipitó al suelo y murieron tres o cuatro ocupantes por ir a recger a un montañero con una pierna rota.
Esto un país tercermundista no puede permitírselo. Allí sabemos que hay otras prioridades.
Seguramente allí, que tienen una vida más precaria, no está bien visto ir a jugársela por amor al arte a las montañas. Eso hará que la preparación técnica de los rescatadores marroquíes será inferior a la de los montañeros españoles aficionados.
En España había millones de marroquíes, ecuatorianos, senegaleses..., nunca he visto a ninguno por la montaña, nunca he sabido por la radio que tuvieran que rescatarlos.Y saben escalar, vaya si saben, sobre todo los senegaleses, no hay más que verlos en la valla de Melilla, pero lo que aquí en Europa es deporte (juego) allí es trabajo. Con el trabajo no se juega gratuitamente.
He leído la noticia de las declaraciones del espeleólogo o montañero superviviente: está airado contra los rescatadores. Puede ser cierto, nadie mejor que él puede conoce de primera mano de su competencia o incompetencia.
Pero este hombre debió informarse, antes de pensar en las fotos que colgaría en su Facebook, Flikr o Instagram para envidia de sus colegas menos audaces, de los dos abismos en los que se metía y asumirlo.
Eso es la responsabilidad: saber perder sin alharacas, sin rasgarse las vestiduras. Cuando uno es maduro aprende que en la vida hay que pagar las cuentas, y que si juega con la suerte, tiene suerte si gana.
Pienso lo mismo que acabas de exponer, pero no me atrevía a expresarlo. Enhorabuena por decir siempre lo que piensas, ya sea políticamente correcto o no.
ResponderEliminarGracias por tu apoyo. Pensar en el siglo XXI debería ser obligatorio. Aunque mucha gente suele repicar pensamientos de otros, (los que comparten sin cesar feisbucidades) por no decir de los militantes que, antes de pensar, piensan qué pensarán "los míos", así que ni se molestan en pensar. O quizá tienen miedo de disentir.
ResponderEliminarYo creo que siempre hay que pensar por uno mismo lo más ampliamente posible, y como prueba del nueve, pensar no lo que podrán pensar "los míos", sino lo que podrán pensar "los otros"