sábado, 22 de junio de 2024

Por fin entré en un puticlub

 En anteriores artículos parecía que yo echara de menos esta experiencia, tan apreciada y cacareada por grandes escritores, pintores y cineastas. Desde hace una semana puedo incluirme entre ellos, a ver si me llega algún reconocimiento por mi hazaña. Fue entre Badajoz y Córdoba en un lugar del que no me acuerdo, pero no porque no quiera acordarme, que a mi edad y condición mental quiero acordarme de todo. Afortunadamente están las fotos.



Tuve un compañero de instituto, con quien conservé el trato en Salamanca, que me lo contó un día. Era bastante lenguaraz y seguro que fue él quien llevó la conversación a este terreno. Me comentó que iba con otros, por acompañarlos, pero que él no entraba al reservado sino que se conformaba con darse el lote y meter mano todo lo que podía, en la barra del establecimiento, previo pago de su bebida y de la que ponían a la profesional. Sospecho que con el tiempo terminaría entrando, y también supongo que es parte del marketing de esos establecimientos ofrecer una experiencia somera, o un "menú infantil" para prudentes o cortos de billetera.


Faltan los asientos de barra donde la gente como ese amigo se comportaba como el dios Shiva, o el  multibrazos dios indio que sea ese en el que estamos pensando ahora.



En una esquina del bar había un altillo para espectáculos, no imagino cuáles, quizá stripteases y demás promociones o estímulos carnales, pero también hay muchos músicos en la historia que se han tenido que ganar dinerillos en lugares así. 



Confesaré que yo entré a un prostíbulo por la puerta de atrás. Nótese que la ventana tiene tristes rejas, coercitivas jaulas de blancas, aunque ya sean la mayoría de color (no lo sé, pero dejé botando el chiste fácil)

Mi mujer no quiso acompañarme en esta intrépida excursión.



                                            Soy un hombre intrépido y curioso.
Me apenan las ilusiones destrozadas, aunque sea de dudosos empresarios de la carne esclavizada. Pero esto algún día se hizo con el mayor cuidado y la mejor intención por amor al dinero del falso y mercenario amor. Después vinieron los vándalos.

Vista a la carretera desde detrás de las rejas. Cuando estuve trabajando en la oficina de atención a las víctimas del delito me estudié muy bien el tema de que apareciera una prostituta escapada de estos lugares y los medios que tenía la administración de justicia para atenderla y protegerla. No se dio el caso pero temí tener que hacer algo importante alguna vez.

Pasillo donde se cruzarían los clientes a la entrada o salida de sus excursiones carnales.  Agacharían la cabeza o sacarían pecho, cada cual con su orgullo o su vergüenza. La verdad es que me salen muchas ironías, muchas comillas y muchas frases hechas y deshechas. Recomiendo atrevimientos como el que tuve aquella mañana, y afirmo que sería atrevido y curioso (porque lo he sido siempre) aunque no tuviera blog para contarlo, aunque también debo reconocer que empiezo a hacer algunas cosas en gran medida para escribirlas aquí.

Una cabina telefónica, que alguien destrozó en busca de monedas. El lugar se presentaba en su cartelería interna como un restaurante.

                                                 Yo sí me atreví a entrar a un "reservado"

Estomaga pensar en jovencitas o en madres que decoraban su habitación con imágenes juveniles como esta, pensando en sus niñas.



La sintonía de fondo de aquella mañana era toda de cristales rotos.


Por si alguien dudó de que lo que vimos antes era un puticlub, estas imágenes no pueden ser más elocuentes, con sus imprescindibles rejas delanteras.

Nevada me recuerda a una frase que escuché a un machote de mi pueblo Cardeñosa que presumía de lo que iba a hacer.
"Esta noche va a nevar entre las piernas de alguna"
Creo que frase tan soez acabo a la altura que se debe este artículo.


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