jueves, 8 de febrero de 2024

Itinerario de perdición

Tenía pensado poner de título "camino de perdición" pero sonaba demasiado a película del oeste. La vida ha de distribuir los azares como el tocino y el magro en el chorizo.  Si no, malo.

Ayer no salí a correr, fui al huerto a cavar, como bien documenté fotográficamente. No tenía pensado cavármelo todo por no sobrecargar la espalda, pero tuve fuerzas y acabé la tarea antes de hoy, que ya previenen varios días seguidos de lluvia. Me gustó poder, me gustó vencer; pero por la tarde me di cuenta de que tenía una ampolla en una mano. Después perdió el Atleti en su campo tras 20 partidos seguidos sin hacerlo. Esta mañana me enteré de que habían eliminado a Los plácidos domingos, después salí a correr y, a pesar de haber llevado un buen ritmo, la báscula me dio 300 gramos más de los esperados. Después volví a desayunar, pan y chorizo, y un trozo de tortilla de patata que andaba por ahí, y dos naranjas más, y casi una bolsa de pipas: he terminado asaltando una tableta de chocholate que tengo escondida y me he comido tres onzas, tras levantarme del sofá tres veces a por cada una de ellas acompañadas de su reglamentario trozo de pan. Es una manera de suicidarme, lo he hecho muchas veces: hace 41 años, un jueves santo, veía que iba a perder una partida de mus en la que nos jugábamos una botella de güisqui DYC y me la bebí casi toda yo. Resultado: una gran borrachera de la que no recuerdo más que mis amigos me tuvieron que llevar a casa, aunque me cuentan que en ese tiempo inconsciente me encaré violentamente con uno de mi pueblo. Creo que eso es un coma etílico y es la única vez que he llegado ahí.

Ahora me estoy limpiando con la lengua y apurando las briznas de chocholate que quedaron entre mis muelas, debería ir a lavarme los dientes para cortar con el círculo vicioso del chocolate, esta mañana impulsado por las fuerzas de la perdición he llegado a lo más desesperado y autodestructivo que he hecho en meses.

Viva la morigeración, viva la razón. Viva la reflexión bloguera. Viva la vida higiénica. Voy a por el cepillo de dientes.

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