jueves, 21 de septiembre de 2023

Tonto el que la vea

Desde hace unos cuantos años soy muy consciente de que el mayor robo que pueden hacerme es de tiempo.


 

Ayer perdí tres cuartos de hora más los prolegómenos esperanzados de ir a ver una película de "calidad", premiada con los premios y críticas que exhibe además de dos euros, que es lo que cuesta cada entrada a la XXV Semana de cine español de Béjar.

A alguien se le ocurrió que podíamos ver una película la mitad en vasco o euzquera, y la otra mitad en español, yo al principio creí que era mi sordera que se acrecienta con la pronunciación de muchas películas españolas. No, pues estaba exhibida así, cierto es que hay emigrantes de esta zona en aquella, pero dudo que los que estuvieran aquí se enteraran mucho del 30% de la película.

Bueno, podríamos tomárnosla como una película muda. La historia es la de una niña encerrada en el cuerpo de un niño, (aunque juraría que la pequeña actriz era lo que conocemos tradicionalmente por una ñiña), que se empeña en mear en los servicios de niña aunque algunas personas saben que años atrás se llamaba Aitor. Su madre la entiende y la defiende. Tampoco es de mis temas preferidos aunque ahora esté muy promocionado y multisubvencionado.

Me interesan mucho las abejas: pronto me pondré un traje de mielero que me va a dejar un apicultor de quien me estoy haciendo amigo. Pero como documental también falló en mi diana (ignoro lo que sucedería en la segunda parte de la película).

Bueno: que me salí por el pasillo principal del teatro, andando desde la primera fila. Y recuperé hora y cuarto de vida, dejando de acumular rabia por el atraco de tiempo que me estaba sucediendo. 

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