jueves, 7 de septiembre de 2023

Llega a mis manos un libro autoeditado

 No voy a escribir nombre del autor, ni título, solo decir que no lo aguanté y descarrilaron a las pocas hojas mis intenciones de leerlo. Se trata de un diario de sentimientos de los primeros días del confinamiento del Covid.

Fuimos presos de la decisión política de cerrarnos en cuarentena. No fue agradable, no pasó nada de mención en nuestras casas semivacías de gente (1). Supongo por pura estadística que alguna gente que se vio forzada a convivir veinticuatro horas cada día, se acercaría más a las personas con quien le tocara, otros se aislarían aún más por el nocivo efecto del roce. Y eso ¿a quién le importa? ¿a quién le importa compartir la impotencia que todos sentimos? ¿Compraría un preso un libro sobre la vida cotidiana de su cárcel al salir de ella?

No sé si el cine ha explotado historias de terror o historias de suspense con el trasfondo del Confinamiento y su intempestiva falta de movilidad. Esas historias valdrán si son interesantes sus tramas, pero no por el tedioso confinamiento mismo.

Yo, por efecto del Covid o los anticuerpos de su vacuna, me siento mermado en la memoria y también en la paciencia. Pero posiblemente es que me tocaba ya por edad.


(1) pensar en un piso donde vivieran dos padres y ocho hijos de la actualidad me parece sencillamente espeluznante.

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