jueves, 20 de diciembre de 2018

LOS ANHELOS DE DEMOCRACIA ERAN SOLO CUATRO RUEDAS

Hace treinta años la mitad de Europa ansiaba también libertad política y democracia, no me cabe duda, pero lo que más ansiaba era libertad occidental de movimiento dentro de un coche propio, un coche potente y cómodo.
Pasados los años esos nuevos europeos libres eligen gobiernos autoritarios, homófobos y ultranacionalistas. En el fondo lo que querían es el coche, el icono del capitalismo.

Yo vendí mi primer Renault 18 a un inmigrante polaco recién llegado a España. Enseguida reparó todo lo que pudo, dio petróleo al motor, buscó piezas en desguaces para suplir sus carencias. Me lo mostraba orgulloso aunque sé que me despreciaba, porque yo no sabía mecánica y había tratado aquel coche, lo compré de segunda mano en el año 91, sin mimo ni cariño.

Bueno, que cuatro ruedas y un volante son la verdadera libertad popular; por eso los chinos no van a pedir nunca elecciones libres y permitirán que les gobierne un partido con un nombre tan obsoleto como partido comunista, porque les ha conseguido ya la motorización privada. Mientras en el centro de Burdeos o Amsterdam las bicicletas andan por todas partes, en Pekín aquellas avenidas que antes estaban plagadas de vehículos individuales de dos ruedas ahora están tupidas de vehículos de cuatro. No deja de ser muy curioso que la práctica masiva de la bicicleta en China no produjera nunca ninguna carrera ciclista famosa y tampoco se ha conocido un ciclista chino en el Tour, la Vuelta o el Giro.
Por esto mismo por estos lares no termina de arrancar el coche eléctrico, porque se le agota la batería y hay que parar bastante tiempo a recargarla, ¿qué libertad será esa?
Los gobiernos de Europa tratan (y hacen bien) de acelerar la sustitución de motores de explosión, especialmente los diesel. En Francia, donde hay una gran afición al coche privado diesel, el presidente Macron dijo a los franceses que les iba a subir el gasoil como el tabaco, castigándolos por ser niños malos.

Pues parece que la democracia popular lo desaprueba, presidente, los "chalecos amarillos" exigen que no se encarezca esa libertad universal  que han conquistado los chinos aún a costa de tener el aire de respirar más sucio del mundo y nos han pintado el Arco de Triunfo.  Los cambios habrán de ser más paulatinos, lo lamento, los franceses no son tan especiales; es lo que hay.

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