jueves, 9 de septiembre de 2021

Llamar la atención

Desde antes de que lo dijera Andy Warhol, pero sobre todo ahora, gran parte del mundo quiere su minuto de gloria y está dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguirlo, unos se suben por su pared a un rascacielos para hacerse un selfie, otros salen desnudos a interrumpir un partido de fútbol y algunos fingen haber sufrido delitos.

Esto lo debía saber la gente que tiene los altavoces públicos; los medios de comunicación, y los partidos políticos (que son altavoces públicos por sí mismos) no digamos el gobierno que tiene la responsabilidad de representarnos a todos.

Pero no, este gobierno está sediento de hacer sangre, o está tan agobiado por la escalada del recibo de la luz que necesita distraer la atención, tanto como un heroinómano con el "mono". Y ha caído en una trampa. Y ha hecho caer con él a un montón de hombres y mujeres que salieron ayer a manifestarse a la calle porque alguien divulgó que  un grupo de ocho encapuchados forzaron a un chico de Malasaña a estarse quieto mientras le escribían con un objeto punzante la palabra "maricón" (no sé si pusieron acento, supongo que lo harían con mayúsculas).

Como el gobierno de Aznar en 2004 que se apresuraron a decir "fue ETA" y convocaron a la ONU que hizo una condena exprés de esa organización terrorista por los atentados del 11 de marzo en los trenes de Atocha. Una condena falsa, un ridículo internacional.

Al final en este caso del chico violentado era una denuncia falsa, pues la supuesta víctima se había dejado hacer eso, y no hay ni encapuchados, ni nazis, ni delito de odio... tan solo una gran noticia cuya imprudente amplificación como arma arrojadiza se vuelve contra todos los que se montaron en ese caballo (no sé por qué tengo en la cabeza la canción de Miguel Ríos "no montes ese caballo, va a pasar de la verdad" El "caballo" en España es la heroína: esto lo escribo para mis seguidores americanos.

El pueblo no es tonto y al final sabe quién engaña. Pasó con los desastres de la guerra de Marruecos, pasó con el escándalo de la máquina del "estraperlo", pasó con muchos asesinatos que se dijeron cometidos en la guerra civil de Jacinto Benavente, Ricardo Zamora, Gómez Ulla... , pasó con las investigaciones del avión JacK 42 (que por cierto volvía de Afganistán, lugar muy famoso hace una semana que ya se nos olvidó) y pasó el trágico 11 de marzo, lo que quizá propició, en todo caso agravó, la derrota del PP en 2004.

No hay que mentir, ni tampoco utilizar los hechos desgraciados en el juego político, esto al final se aprendió a no hacer con los atentados de ETA, pues los culpables de un delito son los que  lo cometen, no quienes convenga al político de turno.

Y esto que se aclaró ayer abochorna y deslegitima a unos, y suma de rebote apoyos a otros. Pero todos tienen que aprender que la mentira siempre existió, pero que ahora en el S. XXI todo se amplifica a velocidades cibernéticas.

La velocidad sin control no sirve, sino que es un peligro. 

O mejor este sencillo pareado: "la imprudencia es enemiga de la ciencia".

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