martes, 19 de mayo de 2015

ENORME CELESTINA




Fue el primer libro obligatorio de mi vida; a los 14 años. Por no gastar el dinero de mis padres, lo saqué de una biblioteca y no sé si junté las letras que lo componían, -admito que hasta puede que en aquellos tiempos lo haya silabeado  penosamente- pero no lo he leído de verdad nunca. Compré este ejemplar muchos años más tarde y volví a reintentarlo hace siete u ocho años: fue, otra vez, en mala hora;  quise leerlo por las noches y volví a abandonarlo.



La deuda que tenía con el clásico me la ha saldado gozosamente  en Hervás hoy sábado 16 de mayo de 2015 una sola actriz: Carolina Calema. Ya  me doy por bien leída La Celestina, aunque  asumo el compromiso de rebuscar en el libro de arriba el placer de saborear en privado cuantas veces quiera, el texto litúrgico.

Ha sido enorme esta Carolina Calema, una mujer que he visto y oído en primera fila, quizá por ello la percibí todavía más engrandecida y multiplicada. Me hizo sentir arrumbado en la platea como poco más que otro títere pasivo a quien, esta gigantesca dominadora, daba cinco, ocho, diez, vueltas, polifónica de voces, de gestos, de andares, como  una diosa Kali de cuatro brazos, podía prestar una sus múltiples manos a las marionetas. Compuso cinco roles de birlibirloque ella misma; y también fecundó  en el público un sexto/sexo personaje: fuimos una convencida Areusa, haciéndonos, dejándonos hacer del incrédulo, Pármeno, manejado por Celestina, que quiere recrearse, no solo celestineando -manipulando voluntades-, sino solazándose visualmente en  las plenitudes sexuales de la juventud.
 
Carolina, actriz argentina, no nos acarició con el engatusador acento rioplatense, ¡ y cuánto se agradece su genio interpretativo en castellano neutro! ¡Y qué rico, cómo le presta a lo clásico, nuestro idioma llano sin colorines locales!

La artista se mostró a nuestros ojos cual si fuera culturista física. Si cuando vemos a un portento muscular, exclamamos ¿pero un ser humano como yo puede tener escondidos tantos músculos diferenciados? porque sí:  uno al ver esas hipertrofias se compara y se recuerda  en el espejo poco más que brazos, rodillas, codos y un abdomen ocioso, de curvo relieve….  Y cuesta creer que esos hinchados esculturales sean de nuestra misma naturaleza. Hoy vimos a una culturista, que además era maratoniana, con  pulmones de record de  inmersión libre..., un fenómeno, Carolina Calema y su entrenador Darío Galo, -la actriz está dirigidísima desde abajo, se siente y es de justicia mencionar al otro artífice- han rebuscado, tallado, afinado, bruñido, creado el instrumento rey: el órgano de iglesia, y han ejecutado con arte y perfección la exhibición gimnástica y musical de todo gran organista para la inteligencia de este texto, que hoy me ha permeado como lo que es: un clásico imperdonable e imprescindible. Gracias.

PD Y además Carolina es joven y guapísima, aunque uno ande en la obra liado en estos juegos de percepciones.



 G H Fischer, (imagen de principios del S XX)

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