martes, 13 de julio de 2021

Cuba

Yo nací en el 64, con la revolución Cubana puesta. Me gustaba que hubiera un dirigente que se llamara Fidel Castro, solo por el nombre y porque plantaba cara a los estadounidenses.

De joven nunca escuché a la otra parte. En 1982 hablé con una cubana de Miami, vivía por mi barrio y coincidíamos en el viaje a pie hasta la universidad, pero en mi ambiente estudiantil era vista como una traidora, no quise hacer amistad con ella. Incluso hacíamos burla de su acento nasal.Los cubanos de Miami eran un grupo de mafiosos terratenientes resentidos que querían recuperar sus tierras para echar a los campesinos revolucionarios. Un tal Mas Canosa era como Al Capone.

Uno abre los ojos a la madurez poco a poco y a veces se cae o se baja del caballo. Lo más determinante para mí es que Silvio dijera de mí junto a otra persona que defendió a Vargas LLosa, "hoy he dejado pasar a la gusanera para que se diviertan". 

¡Gusano yo!, que lo había dicho de otros, que me parecía una imagen graciosa. Sentí el insulto, me convertí en víctima de esa palabra, desde entonces soy gusano, y amigo de otros gusanos, y en la gusanera comprendí que son gente trabajadora que además sigue amando sus costumbres, su identidad, su idioma, y todo sin pedirnos nada a cambio, a diferencia de los cubanos de Cuba que llevan décadas recibiendo donaciones políticas, de ayuntamientos, ONGS, comunidades autónomas, y quizá el estado español también. Y eso que en la isla comían dignidad de primero, de segundo y de postre. 

Tengo amigos que ahorraron para su viaje a Cuba, para aportar. Yo mismo acudí a los conciertos de Silvio desplazándome a Salamanca y a Madrid, cuando tenía poco dinero, y cuando tuve un poco más compré los originales en lugar de copiar las cintas de casetes, por ayudar a la causa y al gran artista que es Silvio Rodríguez.

No quiero una revolución; reformas sin prisa pero sin pausa, cambiar las caras y empezar a abrir, como hicieron Suárez y el Rey. No será fácil, ese país carece de su mejor capital humano(1), que lleva huyendo 70 años, y muchos de los jóvenes que ahora protestan, son hijos de padres que llamaron gusanos a los que se fueron, y que vigilaron para la dictadura (los CDR: comités para la defensa de la revolución) y que hicieron escraches a los díscolos hasta terminar expulsándolos.

Acabo de leer en el blog de Silvio que el muerto en las protestas "era un antisocial, ladrón, que había estado en la cárcel por ello"; basura, ¡vaya!, les faltó decir que era negro. Porque en Cuba, cuando yo lo seguía, no había ministros negros, no sé si en este tiempo metieron alguno, pero era curioso, teniendo en cuenta el porcentaje de población.

No sé si ahora es el momento, no sé si es el procedimiento; la impaciencia puede ser trágica, tanto por los inmovilistas como por los que quieren que se caiga ya, de cualquier manera, la estructura en la que viven (malviven). Pero el objetivo tiene que ser construir un país trabajador que no desperdicie sus talentos robando al estado, haciendo colas o esperando paquetes o giros postales de los familiares gusanos que se escaparon de ese "paraíso". Y eso se hace creyendo en el mercado, porque los comunistas y todos los que viven allí practican el mercado aunque digan que no. Todo se compra, cambia y vende de la manera que se puede, a pesar de las trabas y los eslóganes. 

No se creó el "hombre nuevo" que trabaja generosamente por la revolución (salvo San Silvio Rodríguez) sino pícaros que trampean para vivir. 

No sé la solución, lo que deseo por bien de todos, de Cuba, de Estados Unidos, de los países vecinos, y de España también, es que no se desplome de golpe, porque serán muchas tragedias; la peor de todas una guerra civil.


(1) no tiene ni buenos obreros de la construcción. Recientemente por algo del Covid se supo que había un montón de Indios de la India construyendo un hotel.

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