miércoles, 17 de marzo de 2021

La muerte de un amigo lejano en el tiempo.

 Estoy en el año de cumplir 57  y la muerte me ronda como rondaban los indios en las películas del Oeste. Ayer me enteré curioseando por Google, ya curioseaba mirando su Facebook que no había modificado desde 2018 y quizá busqué inconscientemente saber esta noticia http://esquelasdelaribera.net/2019/12/20/d-jose-javier-herrero-fernandez/

Pienso con un ligero sentido de culpabilidad si he sido un poco cotilla, queriendo saber. Fue ayer cuando lo encontré y me ha perseguido en la noche. Compartí dos cursos con él en piso de estudiantes, creo que era su mejor amigo de entre los del piso. Era un hombre especial, deportista pasivo, fumador empedernido, muy categórico en todas sus afirmaciones (hablamos de 22 ó 23 años) muy seguro de sí mismo por su gran capacidad intelectual y escogida cultura. Tenía problemas raros de salud. Cn la carrera le dio una hemiplejia de la que no sé si se terminó de recuperar. Se licenció en Filosofía y aprobó las oposiciones de profesor de Instituto a la primera. Se casó y eligieron vivir en un pueblo al lado del Duero. Desde la década de los 90 no le veo más que lo poco que se mostró en el Facebook. 

Declaro orgulloso que era seguidor de este blog, eso me escribió en alguna de las esporádicas comunicaciones que tuvimos. Espero que lo cumpliera hasta su muerte. Se había jubilado hace más de 10 años por enfermedad.

Estoy afectado por la noticia, me mueve a la reflexión lo poco que queda de este hombre tan sabio, y quizá lo poco que luché por estar más cerca de él cuando le encontré vivo. Pero me ha pasado en general con todas las amistades del siglo XX que no vinieron en este medio de comunicación y no han arraigado por teclado. Curiosamente casi todas las del XXI sí lo han hecho al venir con este pan debajo del brazo.

Se me han venido momentos, afirmaciones, comentarios, yo le llamaba por su apellido, Herrero, se me aparece su cara, me retumba su voz. La verdad es que tengo poca práctica con la muerte y me va a llegar toda la que está pendiente muy junta (a no ser que me muera yo antes, que es lo que menos deseo).

Tengo algo en la garganta; espero ser tocado por esa sabiduría flotante de "el muerto al hoyo y el vivo al bollo" ahora puedo escribir esta vulgaridad sabiendo que él no la leerá, pero reconozcamos  que es necesario salir de esta depresión pandémica con cualquier artimaña; afirmar el sueño de la vida.

Posdata. Por lo menos vamos a la primavera. Aunque estoy preocupado por unas heladas pronosticadas que acechan a los melocotoneros floridos del huerto. 

No tengo garbo para hacer una foto y ponérosla. Estaría bien. Perdonad.

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