jueves, 4 de febrero de 2021

¿Quién sabe?

 Hay un refrán español que dice "no hay bien que por mal no venga" o "no hay mal que por bien no venga". Supongo que los optimistas elegirán una variante y los pesimistas la otra. El caso es que no sabemos si en famoso Sars Covid 19, que parece la peor calamidad que nos ha sucedido, no pueda ser la "vacuna" que genere anticuerpos para otras venideras.

Es mucho el precio pagado individualmente por los que murieron, sufren o tienen secuelas, y colectivamente por todos los demás, (excepto el señor Amazón que duplicó sus ganancias), pero el discurrir de la humanidad gracias a este susto se ha armado contra estos peligros y otros parecidos.

Parece que hasta los rusos han hecho una vacuna efectiva. Acabo de oír por la radio que en Gran Bretaña se experimentan combinaciones de vacunas de diferentes marcas, y diferentes plazos de repetición. Vamos a ser muy sabios y vamos a disponer de diferentes armas y elementos defensivos para protegernos de las invasiones que no cesan, y que mutan, se revuelven, se reinventan.

Es un momento en que la humanidad, desunida y compitiendo (o no tan desunida y colaborando) le está echando un pulso a un enemigo común. Esto evidentemente va contra el individualismo egoísta, que parecía ser la única verdad económica, cuando se acaba de demostrar que todos somos interdependientes y que también habrá que ayudar a los que no puedan a luchar, porque si el bicho sigue vivo en el reservorio de los países pobres que no puedan pagar vacunas, seguirá siendo peligroso para toda la humanidad. Este es el incontestable concepto de "Salud Pública".

Pues va a ser cierto que la humanidad existe, y la ciencia, que es una acumulación colectiva de conocimientos, porque nadie puede saber "todo de todo" y, por consiguiente,  es necesario colaborar.

Quizá en la colaboración esté la supervivencia de la humanidad. Luchar contra el cambio climático, la contaminación, la explosión demográfica, la erosión, la guerra...

¿Para qué le han servido a Estados Unidos y a los otros países que los tengan, sus costosísimos portaaviones, que patrullan por todo el mundo. Creo que todos tenemos que aprender a patrullar contra todos los peligros. 

Tomémoslo por el lado bueno, que alguno tendrá: la presente catástrofe puede ser una verdadera "cura de humildad".

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