jueves, 9 de julio de 2020

¿Rebrote o realidad?

Personas hay por ahí escribiendo que a partir de ahora llegará el teletrabajo y desde el ordenador de nuestra casa conseguiremos la magia de que todo venga a nuestras manos.
Vale para los funcionarios que no ven la cara de la gente a quienes hacen funcionar, pero muchos tenemos que perseguir a la gente, incluso convencerla, pues son personas reales, tienen puertas timbres, caras... También valdrá para algunos enseñantes que se creen que enviando ejercicios o encargando trabajos a sus alumnos enseñan, pero nadie va a pagar por eso porque además no tiene el mismo valor y nunca van a ser mejores que Jaime Altozano, que solo hay uno y es tan listo como salao.

No hay peligro de coronavirus así, ni de accidentes de trabajo in itinere  pero la vida real es otra cosa.

Cierto es que no nos ha faltado de nada en los supermercados, hasta papel higiénico y mascarillas hay ahora de sobra, pero eso no se hace teletrabajando.

Pero no se pueden bajar frutas de un árbol dándole al "intro"; han de ir a las tierras leridanas, y lo suelen hacer unos negros o marroquíes y subirse a escaleras para bajar las peras del árbol y los llevan a las fincas apiñados en camionetas, y  estos trabajadores han de parar alguna vez del día a la sombra, a beber agua y a comer, y al final de la jornada duermen apiñados a cubierto o diseminados por donde puedan. Al día siguiente otra camioneta les llevará a otra finca, y cuando se acabe la fruta de esa zona, irán a otra. Pero sobre todo mientras trabajan necesitan mucho oxígeno para respirar, y el sudor les corre por la frente. He ahí la magia de las peras que brotan de las cajas de plástico del Mercadona.

Seguramente quienes compran y venden, los encargados de la logística del almacenaje: éstas se guardan, éstas se exportan, éstas se traen de Marruecos o de Israel, o de Italia... esos... ganan más y pueden teletrabajar y no se cogen covid por necesidad, como estos
andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme del alma ¿quién? ¿quién levanta los olivos? 
No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor.

Pues eso: que la realidad real es otra cosa.

2 comentarios:

  1. El teletrabajo precisa que la cadena: encargo, producción emisión, recepción, reproducción, distribución... tele-funcione. Quien necesita trabajar se adapta todo lo rápido que puede, a pesar de que tiene que ampliar conocimientos como centralita telegráfica. Hasta ahora, creo que la clase directiva española, o parte empresarial, no ha estado preparada para valorar a quien no tiene delante periódicamente. Como que siempre ha necesitado que entres en su despacho, su zona de confort dominante. Puede que a la fuerza (vírica), este gremio directivo español aprenda a encargar y ser receptor del trabajo en abstracto, sin medirte físicamente de arriba a abajo, sin demostrar su ropa de marca y su reloj suizo cuando señala el encargo sobre su mesa de reuniones.

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    1. Está muy bien que desaparezcan o se limiten las pompas y vanidades de las "citys", tú lo dices: relojes caros secretarias de imponentes escotes, ritmo social, parafernalias diversas que nada aportan a la producción o distribución de bienes. Sin duda es el momento para ahorranos todos los desplazamientos, contaminaciones y ahora riesgos que llevan consigo. Pero la realidad real: la manzana, el tubo de pegamento, la zapatilla, el armario ropero, están llenos de polvo, sudor, accidentes de trabajo y verdad.

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