viernes, 22 de junio de 2012

Alcalá Zamora y sus clarividencias.

Ha caído en mis manos y estoy leyendo un libro de la editorial La esfera de los libros de estridente título “Asalto a la República” que contiene los diarios que al parecer escribió el entonces presidente de la república española, Niceto Alcalá Zamora, desde enero hasta abril de 1936. Al principio no me gustaba mucho, porque hace un año decidí poner en mi altar laico a Azaña, y parece que uno que fue educado en el monoteísmo y la fidelidad y no se puede tener dos presidentes de la República ahí arriba. También  porque el libro, además de tener una vitola que reza “los diarios robados del presidente de la segunda república” cosa que le sucedió notoriamente a don Manuel Azaña, lo remata el hecho de que acaben de aparecer, -es de 2011 la primera publicación- y el artífice de la rocambolesca aparición es un señor que se llama Jorge Fernández-Coppel, aunque a quien realmente se los ofrecieron era al famoso historiador ultraderechista César Vidal de quien recientemente me leí los dos volúmenes de La Guerra que ganó Franco (a los malos) -el añadido es mío-.

El día 9 de febrero de 1936 recoge una frase que definirá perfectamente las guerras civiles; lo  que va a pasar:

 Son el mayor y más brutal desastre de pasiones, y por lo mismo, quien las hace explotar responde moralmente de cuanto ordena, de casi todo lo que se produce, como obra de los suyos, y de una parte muy considerable de la crueldad ajena, que como reacción provocan.

Lo que sucede es que en esos momentos Niceto Alcalá Zamora está en el centro político (y sin partido) recibiendo ataques de unos y de otros, aunque los que peor le sientan sean los de izquierdas. Pocos renglones antes de la anterior frase lapidaria, (que podría encabezar mi libro), en el mismo párrafo dice:

Parece increíble que, sobre todo los hombres cultos de las izquierdas no se den cuenta de cómo les alcanza y recae sobre ellos parte de la responsabilidad de los excesos de esta represión. La guerra civil, que siguen deseando, no sería tan execrable, espantosa y destructora si su ferocidad terrible pudiera ser meramente unilateral. Vana Ilusión, desmentida por el magno enjuiciamiento universal de la historia, (...) 

Es de suponer que don Niceto esté espantado de las sangrientas consecuencias de la revolución de Asturias, que inició bárbaramente la izquierda y sofocó brutalmente la derecha. Pero aquello duró poco más de un mes, ya hubo paz en 1934 y luego vino todo el año 1935, y medio año 1936. La tesis que abonan Pío Moa, Jiménez Losantos y César Vidal es que la guerra “la empezaron ellos: los rojos” en octubre de 1934 y desde entonces ya estábamos en ello.

Mi libro defenderá y demostrará que, al menos, en el Barranco de las Cinco Villas  la guerra empieza después del 18 de julio de 1936 y “la empezaron ellos: los fachas”. Parece una tontería tener que demostrar algo tan obvio.

Están bien escritos y ya me ha enganchado su lectura, pero me siguen pareciendo algo sospechosos estos diarios, ya que vienen a aparecer en tan tardía fecha como 2011 y a reforzar con el argumento de autoridad del Presidente Alcalá Zamora los argumentos que estos “nuevos historiadores”  eso de que Los hombres cultos de las izquierdas, (...) la guerra civil que siguen deseando.

O lo que es lo mismo, reivindicando como una buena solución el golpismo de los generales franquistas como respuesta a la guerra revolucionaria que según sus tesis querían para España las izquierdas.  

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