Probablemente el francés más famoso después de Napoleón sea D'Artagnan, que también existió y murió asediando a la fortaleza de Maastrich. Algún Dumas tomó la imagen de este hombre y la mezcló un poco con la de Don Quijote para presentarle en París como un paleto aunque muy valiente. En este viaje, y en el anterior también, tanto a la ida como a la vuelta, hemos tratado con gascones pero nos han parecido igual de franceses que los demás, elegantes trabajadores, ordenados y limpios. O es que no lo notamos o es la globalización a la que se acogen las gentes que nos venden la habitación del hotel.
Al final de esta gloriosa escalinata está el héroe local, que tiene bastantes negocios aprovechando su nombre.Todo muy francés.
El escenario está preparado para soltar mosqueteros y guardias persiguiéndose y peleando, a pie o a caballo.
Aunque se haya colado un establecimiento de tatuajes, con un modesto cartel.
Y el agradecimiento a los republicanos españoles que estuvieron al lado de la resistencia francesa y participaron en la liberación de Gers, que es como se llama esta región, y de Francia.









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