Los hosteleros de Montignac deseaban echar a alguien el guante esa noche. Nosotros somos de economía modesta, (creo que las cenas son más burguesazas que las comidas, siempre cenamos de nuestras provisiones) pero se conformarían con que hiciéramos de figurantes, aunque consumiéramos poco, porque así podríamos animar a otros ralos turistas que ese domingo pudiera haber. Presentíamos deseos acogedores, y, ya lo he dicho muchas veces: me gustaría ayudar, pero tampoco podríamos satisfacer a todos los que esperaban. Así que a ninguno, y los dineros quietos en nuestros bolsillos.
es que casi todo lo mejor que nos dejan ver es gratis.



















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