viernes, 5 de diciembre de 2025

Era domingo y había muy poca gente.

 Los hosteleros de Montignac deseaban echar a alguien el guante esa noche. Nosotros somos de economía modesta, (creo que las cenas son más burguesazas que las comidas, siempre cenamos de nuestras provisiones) pero se conformarían con que hiciéramos de figurantes, aunque consumiéramos poco, porque así podríamos animar a otros ralos turistas que ese domingo pudiera haber.  Presentíamos deseos acogedores, y, ya lo he dicho muchas veces: me gustaría ayudar, pero tampoco podríamos satisfacer a todos los que esperaban. Así que a ninguno, y los dineros quietos en nuestros bolsillos.




es que casi todo lo mejor que nos dejan ver es gratis.


Cabe mucha felicidad posada en tantos lugares privados que se nos ofrecen a la envidia.



             En casi todo lugar, por modesto que sea, no se olvidan de los detalles.






Un baño público, gratuito, limpio e iluminado. Al otro lado del río en el lugar donde aparcamos el coche había otro. Eso se llama bienvenida.



 

ese lugar del centro con la puerta abierta eran los baños públicos gratuitos que comenté y mostré antes,



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