martes, 20 de noviembre de 2018

La propiedad es antipoética.

Recientemente me vi sorprendido por el robo que ha sufrido en su casa la cantautora uruguaya Malena Muyala.https://www.facebook.com/pg/MalenaMuyala/posts/  entrada del 6 de noviembre
Tenía yo a Uruguay con la vitola de la Suiza de América, debido al simpático Pepe Mujica, la inovadora legalización de la marihuana, y también he sabido que son los ciudadanos del mundo que más carne consumen per cápita, además cuentan chistes riéndose de los argentinos.

Héteme aquí que me entero que Uruguay es hoy un país muy degradado por la delincuencia (más que Argentina) según acabo de ver. Hay once veces más homicidios que en España y los robos y los hurtos están a la orden del día. Tanto que "funcionan" al menos dos mercados de cosas robadas, esos donde la cantante quería recuperar sus cosas con ayuda de la gente.
https://guerracivilenlas5villasdeavila.blogspot.com/2017/11/no-se-nos-va-de-la-cabeza.html
He tenido la suerte de poder comentar por correo privado con Malena la situación y dentro de mis buenos deseos la he expresado mi sugerencia que, como restos del naufragio de aquella traumática experiencia, ojalá le saliera una canción.
Y me he puesto yo a la tarea de pensar y esbozar unos versos, con idea de brindarle alguno que pudiera servirle para un tango u otro tipo de canción.

Es difícil; renuncio: son muchas décadas de canción de autor, protesta izquierdosa. Esto es un anatema. Aunque todos nos reconocemos el derecho a tener un teléfono móvil, un coche, cámaras fotográficas, ordenadores, electrodomésticos, ropa y calzado variado.. sobre todo debemos tener una vivienda para guardar todas estas cosas, con una puerta donde no pueda entrar nadie que nosotros no queramos y desarrollar entre esas paredes nuestro cariño por nuestras fotografías o cuadros, nuestro orden o desorden, nuestros muebles, nuestra intimidad.
De verdad: la gente puede sentirse orgullosa y amar su casa y la ama con legítimo egoísmo, porque la ha construido, porque ha trabajado para tenerla, porque la ha adornado...
Una casa podría despertar un sentimiento poético, si me apuran más que la patria, un unicornio, un gato, un amor de verano, un perdedor...
Pero no, la casa es un bien, que se asegura documentalmente en el Registro de la Propiedad, algo limpio, no sórdido, no es ningún abuso, ni usurpación... Pero la propiedad es antipoética.

Cualquiera que reprobara de los ladrones que violentaron, pusieron patas arriba, que algo romperían (estoy seguro), que desvalijaron, que pisotearon el reducto íntimo de una persona, sería considerados unos linchadores, partidarios de la venganza, de la policía...
Ese cantautor estaría marcado para siempre como defensor de la propiedad.

La propiedad, eso que cotidianamente conocemos como un bien, es un mal antipoético.
¿es justo?



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