miércoles, 8 de agosto de 2018

Necesidad y necesidades.

Hace unos pocos días muchos subsaharianos volvieron a saltar la valla del primer mundo en Ceuta. Otras veces es en Melilla.  Ceuta y Melilla son dos ciudades españolas enclavadas en el Norte de África que frecuentemente sufren el asedio medieval de los del tercer mundo que piensan que si llegan allí escaparán del hambre, la violencia, las enfermedades incurables por falta de medios... Para los negros varones que allí se acumulan hasta organizarse para dar el salto,  solo son unos metros cuadrados de alambrada final, no les da miedo cortarse las manos, ni caer. Solo temen no conseguirlo, que les devuelvan:  permanecer en África, pudiendo entrar en Europa.

¿Qué buscan en Europa?: lo que les den, que será mejor.
Pero lo que conocen de Europa es el fútbol. La mayoría quieren ser futbolistas, y muchos piensan que si están en Europa algún ojeador del Barcelona les verá y les fichará. Seguro que han visto el Mundial y en él han observado cómo vestimos, cómo consumimos, cómo nos gusta el fútbol a los europeos.
Si, por ejemplo, por la televisión,  ven noticias de las catástrofes que sufrimos en el primer mundo, han visto helicópteros, ambulancias medicalizadas, médicos, policías, mantas, ayudas alimentarias, pabellones abiertos.... Cuando ellos las sufren en su mundo no hay nada; tan solo les cae la miseria encima, no hay medios de paliarla.

Por otro lado los europeos que ven por sus lugares de nacimiento les dan dinero, llevan mucho dinero, instrumentos médicos y medicinas, conducen coches...


Sí; ellos tienen necesidad de sobrevivir, o de mejorar, pero aquí resulta que no les necesitamos, entre otras cosas, tenemos futbolistas de sobra. Los obreros fabriles europeos están atrapados entre la deslocalización y la robotización, por  lo tanto, ninguno de los 600 negros que entraron ayer pisará una fábrica. Quizá solo edificios fabriles abandonados donde ilegalmente se meterán a dormir bajo techo. Con suerte recogerán aceitunas, naranjas o nectarinas, por temporada, o trabajarán haciendo faenas en invernaderos, y más de la mitad de los que trabajen, lo harán en negro. ¿ como evitar que apareciera el chiste?
Nunca tendrán dinero para pagarse una entrada de fútbol.
La realidad que encontrarán también es muy mala, vender falsificaciones de ropa o de marroquinería, venderán relojes o gafas de sol. Ya se perdió el mercado para los cedés de música y de las películas pirateadas. La mayoría nunca tendrán licencia, ni pagarán impuestos, la policía municipal les hostigará a veces les incautará la mercancía. Siempre estarán jugando al ratón y al gato. Siempre serán ilegales.

Pero no hay solución, si ellos creen que mejorarán seguirán intentándolo.
Y pienso yo que fue un error descolonizar tan pronto África. Son países, sociedades, que necesitan tutela, tutela para invertir en comunicaciones o en industrias, tutela para educación y planificación familiar.
Nadie va a colonizarles, pero sería necesario que un organismo internacional ayudara  a que tuvieran futuro donde nacen, y también a que nacieran menos.
Porque aunque ellos tengan necesidad, nosotros no les necesitamos.
No debemos invertir dinero en policías y vallas, sino buscar como desarrollar el Sur del Mediterráneo para que esta gente se quede en África.

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