viernes, 17 de noviembre de 2017

El amor filial

Todos queremos más,(bis,varias veces)
 más y más 
y mucho más. 
Esta canción, que no tiene buena poesía, ni buena música, lleva por el contrario el "perpetuum mobile" la letanía, el mantra, o el "bucle"(que se dice ahora),  del secreto de la vida.
Un secreto a voces.
Todos queremos más de todo pero, sobre todo, (sorprendeos) de amor. Cuando uno satisface las necesidades más básicas, salud, comida enseguida hace todo para conseguir amor, apreciación, estima, reconocimiento... ostentar trajes, joyas, casas, coches con chófer.., todo se hace por amor

Pero una sobredosis de amor, aunque parezca -como el agua-  lo más saludable del mundo, es peligrosa.(1)
Inundados de amor están los músicos, y de entre todos ellos los cantantes, pero más aún los cantautores que se abrigan tras una simple, casi transparente, guitarra. Todo el mundo quiere imitarlos, copiar el Amor que retransmiten a multitudes para tratar de conquistar el amorcito de nuestros módicos alrededores.
Los mejores cantautores dan amor a su público para recibir olas de amor de ese océano llamado público. Esto creo que no puede ser malo pero, seguramente, le hace al sujeto estar saciado permanentemente y quizá por ello no necesite negociar del amor de la mujer, de los hijos. A alguien que le salen tantas enamoradas e hijos voluntarios de su arte, no le queda fuerza ni ganas para luchar por sus amores corrientes. El amor corriente, el inmediato, el humano, está lleno de contrariedades, tiene que ser biunívoco y respetuoso. Además sufre con el rozamiento, tiene que hacer callo, y hay que perseverar en el callo del amor, para que permanezca el amor verdadero y constante; si uno recibe contrariedades del cónyuge o de los hijos, ha de aprender a quererlos como son, y a soportarlos cuando sea necesario. A morderse la lengua y hasta a tragar sapos.
Pero cuando uno está inundado de amor como un cantautor, quizá le sea fácil o cómodo prescindir del callo y de la negociación, pues el sujeto no tiene más que salir otra vez al escenario y, si quiere más, prestarse a firmar autógrafos.
Yo tengo un autógrafo de Silvio Rodríguez del año 1989. Aquel hombre, extenuado después de los bises del concierto, todavía se prestaba a dar y recibir amor. Mas, y ahora tiene un blog, para seguir pidiendo amor.

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Silvio ya tenido muchas mujeres y tiene mucha familia. No debe ser fácil ser hijo de un padre así, que falta mucho y que vive hacia afuera, compromisos, amistades, visitas.... Sería penoso y yo no lo descarto, que actualmente le dedicara más tiempo a su blog que a sus hijos pequeños, nacidos en este siglo.
Descubrí hace unos días a su hijo Silvio Liam "Silvito el libre" y resultó doloroso para mí, como padre, escuchar como golpea inmisericordemente todo lo que su padre disculpa, edulcora, defiende. Y lo hace un hijo calcado físicamente a él, sabiendo que su padre tiene más hijos físicos o espirituales, que le envidian por ser carne de su sangre.

La vida es así de penosa.
No me cabe duda de que la Cuba que cuenta el hijo es diez veces más verdadera que la que canta su padre. Sin embargo, me duele esa actitud, y me sabe a despecho, que es el "lado oscuro del amor": ¡Ay Edipo!, ¡Ay Hamlet! ¡Ay , Segismundo! ¡Ay Luke Escaiwolquer!
Aunque parezca que me mofo: me duele, de verdad, un poco.

https://www.youtube.com/watch?v=Nnd2p6IS6H4








(1) Aunque seguramente es la droga más potente, por ella siguen corriendo el mundo los abuelos Stones, la abuela Nuria Espert, el abuelo Sabina (aunque no sea tan mayor, se cae a cachos) Ninguno se está matando a sus edades por dinero, ni por poder. Quieren se queridos quieren ser recordados por los siglos de los siglos

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