sábado, 6 de mayo de 2017

Venezuela

Mi amigo internáutico Luis Pancorbo lo clavó en este programa de imágenes viejas pero  de una idea imperecedera:  el país de Eldorado. http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-pueblos/otros-pueblos-venezolanos/1923845/
Así me creo yo Venezuela, aunque no haya ido nunca, aunque nunca vaya a ir a pesar de ser un lugar de tan espectacular naturaleza y la patria de uno de los compositores-guitarristas que más he tocado: Antonio Lauro.
Hablé un poco con un joven venezolano cuyo padre era de mi pueblo. Estaba en 2006 en Cardeñosa viviendo con su abuela nonagenaria y buscándose la vida en un lugar de tan pocos y malos trabajos como Ávila. Cuando nos vimos  coincidió que yo estaba preguntando a un viejo sobre la guerra civil, y a este venezolano no le gustaba que siempre los españoles estuviéramos con esta “murga” de la memoria histórica, (creo que oía emisoras de radio de derechas). Venía muy rebotado de su país y, aunque no le estaba yendo nada bien en Ávila, no pensaba en volver.
Una conocida venezolana, también en la pasada década, me dijo que tenía precaución por su hermana; que no hablaba francamente de política con ella, porque acababa de entrar en una administración pública de allí. Creía que estaban intervenidas las comunicaciones.
Me hizo este planteamiento: “Fíjate tú qué país más avanzado es Venezuela, que va a implantar antes que nadie en el mundo el voto informático. Ni Japón, ni Inglaterra, ni Suiza, ni  Estados Unidos: Venezuela. Pero ¿Quién va a votar pensando que un estado totalitario pueda controlar de alguna manera tu voto secreto? O ¿qué interés puedes tener en votar para sacar a los que hay, -y jugártela- si pueden hacer un pucherazo electrónico? Hay que ser muy valiente”.
Creo, sinceramente, que la oposición venezolana es muy valiente. Lo está pagando con muertos y con cárcel.

Venezuela vende petróleo y no fabrica nada. Esto es tradicional. Hace poco hubo una crisis de papel higiénico, una cosa -creo yo- tan sencilla de hacer, que importan: un país con tanta madera. Así cientos de cosas más.
Mande quien mande allí, se enfrentará al país de Eldorado, acostumbrado a gasolina más barata que el agua embotellada, y a toda clase de subvenciones, que dan para el lujo cuando el petróleo está caro, y para malvivir y protestar, cuando el petróleo está en su precio.

Durante la época de Chávez, por eso es incluso para una parte de la oposición como un hombre venerable al lado de Maduro, había dinero hasta para permitirse la chulería de enviar ayuda económica a los pobres de Estados Unidos, para que no sufrieran pagando calefacción. Por supuesto, había más ayudas sin tasa a los “hermanos cubanos”, petróleo gratis y un cable marítimo para -romper el “bloqueo”-  y que tuvieran internet. Por cierto, no sé si le funciona a la gente común de Cuba.

Políticos machotes que, con voces altisonantes, apuestan, presumen, gallean..., en mi cultura -o puede ser porque les tenga un poco mal vistos-, nos resultan empalagosos, desagradables. Pero si lo hacen así será porque allí gusta.
Lo peor no es que se salgan de las organizaciones internacionales. Lo peor, lo horriblemente peor, es que, metido en una vorágine de protestas de la derecha y el centro, frente a la que es impotente, Maduro prometió hace poco entregar un millón de armas a los de su partido, para que estuvieran preparados para “defender la revolución”.

Armas para el pueblo y cientos de asesinatos en las cunetas viene a ser lo mismo. O preparación de una guerra civil. Ojalá me equivoque.

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