lunes, 17 de abril de 2017

Un libro muy importante.


Llevaba tiempo rehuyéndolo, a pesar de ser yo un firme devoto de Juan José Millás, pero es que me parecía un tema manido, como de prensa escandalosa, de programas de colmillo de carnaza. Impropio del artista (-allá él- sería una obra de encargo hecha para rebañar dinero de la notoriedad que adquirió, y de mí como lector). Ayer por fin se lo compré a mi querido librero de segunda mano solidario, más que nada por completar un billete de 10 euros y no pedir un euro de vuelta y además por engrosar la devota decena larga de libros de aquel autor que honran mi biblioteca.

Cuán equivocado estaba, por mí y por su escritor, que no ha podido ser más apasionado y sincero en esta gran obra. Esta mañana examinando los libros comprados ayer lo tomé de las manos y me atrapó. Lo devoré: 219 hojas en tres horas en las que todo lo que me distraía y perturbaba, unos comentarios de mi hija, la radio, la música... me ponían violento porque he estado completamente subyugado hasta terminarlo.
Solo me pasó una vez en mi vida, con "Crónica de una muerte anunciada" de García Márquez.

Curioso, también sabía el final de la historia al comenzarlo. Incluso tenía yo la historia como sabida y prejuiciada. Creo que parte de mi irascibilidad por que no se me molestara en la lectura (siempre pasa) viene de mi complejo de culpa, porque yo "también" pensé que lo de esta chica rica, del PP, algo "trepa", pija, a quien regalan un importante puesto de concejala con un sueldo de unos 1800 euros, con su acosador y carismático alcalde, no me concernía humanamente.
"Allá ellos".
El ir comprobando, tras la lectura, lo injusto que he sido por haber dado, y querido siguiendo dar la espalda, a este relato estremecedor, me ha ido involucrando más hondamente en la vida de esta pobre mujer, digna de toda compasión, -aunque ha necesitado de un artista admirado por mí para que me fuera permeable-.
La generosidad de Nevenka Fernández al denunciar el abuso y saltar a las primeras planas nacionales, aún a costa de inmolarse por salir decentemente de la situación, pero también por servir de ejemplo y aviso, me la hace digna de toda alabanza y hasta de atribuirle una especie de santidad civil.
Al libro de toda recomendación porque ilustra sobre un peligro sobre el que todos, especialmente los jóvenes, deberíamos estar alerta.
El tema básicamente es que en el mundo hay depredadores sexuales que son capaces de tejer celadas para hacer caer y que sean devoradas víctimas. Uno que tiene una hija de 16 años, muy buena y entusiasta, se espanta de estas trampas.
Creed en Millás, creed en mí: leedlo.

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