sábado, 19 de julio de 2014

Impresiones veraniegas.

El calor todo lo ralentiza, el sol de julio, de doce a siete de la tarde, fulmina la voluntad de cualquiera. Seguro que, por eso, los países cálidos nunca podremos ser tan laboriosos como los fríos. El trópico nocturno trae peor dormir por añadidura, dar vueltas en la cama pegados y despegados a -enseguida sudadas- sábanas, y la experiencia de estas dificultades para dormir invita a trasnochar, aprovechando la benignidad del fresquito, con lo que todo queda "manga por hombro" para trabajar al día siguiente.
No voy a quejarme personalmente, porque me llevo mucho mejor con el calor que con el frío.

Este año hemos puesto toldos en nuestra casa y acabo de descubrir el sencillo placer de darle a la manivela para bajarlo y que, poco a poco la sombra, vaya protegiendo mi cabeza, mi cuerpo, el suelo..., parece como una masturbación de sencillo bienestar. El otro placer de este julio es la cervecita de después del huerto. Llegar a casa y tirar de la anilla para obtener el crujido de la lengüeta arrancada y la espumilla que emerge, ponerme en la frente las gotitas condensadas en el aluminio..., lo siguiente es difícil de contener: no creo que nadie pueda beber un simple buchito de cerveza, ni tampoco despacio, finamente, con mesura. Es un trago pleno el que sabe rico. Hay que llenarse hasta la garganta mover la nuez, trasegar.

Vivo mientras otros mueren. Israel bombardea Gaza y sus armas han cobrado cerca de 200 muertos palestinos. Los de Hamás tiran misiles, ¿será verdad la cantidad que dicen? afortunadamente menos certeros, no sé como sería la venganza si algún día aciertan a matar 200 israelíes. Pero en este julio también reflexiono por qué los muertos palestinos son más importantes que los que se producen en Siria o Irak; ya no digo Sudán, Congo o Mali, las niñas nigerianas.... Supongo que hay un sionismo que tiene siempre bien avisado a Estados Unidos para salir en su defensa, pero también hay un antisionismo que magnifica todo lo que mata Israel. La situación de ese lugar es insoluble: tienen que compartir el poco sitio que hay. Diferente pero igual como la del antiguo Sáhara español, donde los ocupantes son pobres y los "ocupados" ya son exilados, que nunca han tenido estado, van ya por la tercera generación, comiendo la sopa boba de la caridad internacional y reproduciéndose bajo el techado de un campamento en los ardientes campos argelinos de Tinduf. En este sopor veraniego no puedo más que agradecer que el azar de la vida me trajera a nacer en un lugar como España, a pesar de todo, de los mejores para vivir.

Aunque el martes me atacó una avispa muy agresiva. Había un grupo de cinco o seis que debí molestar al ir a buscar unos palos para sostén de las tomateras, (aquí se llaman támbaras a esas guías o rodrigones). El picotazo fue muy doloroso y el miedo que me metió en el cuerpo la ocupación territorial de esa banda armada, hizo que me molestara en urdir un gran remedio: en pleno mes de julio, con el mercurio por todo lo alto estos días, subí a casa para ponerme una ropa de abrigo, gorro incluido, y guantes, y con un palo de cuatro metros volví a excitar el sitio para identificar aproximadamente por cual agujero salían. Una vez que volvieron a meterse, me acerqué con el insecticida casero a rociarlo, con saña y sin reparar en gastos, ni daños colaterales. las avispas volvieron a salir furiosas, pero no todas. Alguna de las que salió se revolcó por el suelo, pero era tan grande y fuerte que se recuperó y voló en línea recta para escapar. En el "lugar de autos" ya no salen avispas cuando pincho con un palo. Mirad que yo soy de pueblo y, en todos los lugares donde he podido, de campo, pero nunca había visto unos bichos y una agresividad así. Ayer busqué por internet y el insecto que recordaba se parecía a este
  foto tomada de http://xiahpop.com/noticias/avispas-gigantes

Que son las llamadas avispas tigre asiáticas que parece que habrán venido de polizonas en algún palé desde China o Japón y  se extienden realizando, entre otras terribles fechorías, razzias en las colmenas devorando a las abejas obreras. Si se comportan como las que el martes me atacaron, van a ser una pesadilla también para mucha gente. Yo tengo en el brazo un aviso de ello. Aunque no estoy absolutamente seguro de que fuera esta raza la que me dejó esta terrible impresión de querer asesinarme.

Leo hoy viernes 18 de julio que, sobre Ucrania, un misil ha derribado un avión malayo con 298 personas. Maldito sea el que creó ese ingenio destructor. Más maldito es el que lo accionó. Me llama la atención de que la cifra anterior era 295 personas, pero supongo que la compañía encontró ofertó a tres más para terminar de llenar todos los asientos del avión. Malditos sean los Low cost y las ofertas de última hora para engatusar a los que buscan viajes-chollo. Seguro que a los tres últimos les salió muy barato ocupar los últimos asientos. La tragedia es horrible, la cifra es espeluznante, pero más si le empezamos a poner cara: muchos niños, 145 holandeseses, 45 malayos, 27 australianos, 9 británicos, 3 filipinos, un canadiense y 41 sin haberse podido precisar su nacionalidad ....o sea que podíamos ir en ese avión cualquiera. Lo sucedido es terrorismo literal, peor cuanto más ciego.

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