lunes, 14 de abril de 2014

EVASIÓN DE LA REALIDAD O PLURALISMO INTEGRISTA

Hay una edad (quizá es ya la mía) en la que, a falta de grandes ilusiones, se busca la paz y la armonía con uno mismo. El estar a gusto o el que no le den a uno disgustos.
La verdad es que el mundo está lleno de contrariedades y, si uno piensa en el déficit público, o en el paro,  o en el calentamiento global o en las indemnizaciones que se llevaron los banqueros, termina con mal humor y hasta con dolor de estómago.
Por ese motivo la gente busca sus evasiones: puede hacerlo concentrándose en el huerto como yo, o en la mecánica, o en la filatelia, o en la literatura o cine “de entretenimiento”.
Pero hay otros que necesitan más: necesitan hasta que les fabriquen una realidad de evasión. Informativos autocomplacientes con comentaristas que te darán la razón, y satanizarán a tus enemigos. Eso existe. La pluralidad  informativa hace que uno pueda elegir quien le afeite la realidad para sentirse lo más confortado posible.

Donde quiero llegar es a la dicotomía Cataluña-España. El incierto próximo referéndum o consulta, que ha sido convocado ilegalmente y desautorizado expresamente en el parlamento y sus consecuencias.
Si uno es independentista dirá y querrá escuchar que toda la gente que le rodea se siente catalana y no española “salvo cuatro” y que es imposible sujetar a un pueblo a una realidad nacional que la mayoría detesta. Cuando le entren dudas, viendo que no es así o enterándose de  lo de Ucrania o sobre la fantasmal independencia de la región del Véneto en Italia, o sobre el referéndum de Escocia, que sí ha sido autorizado, precisamente porque el Reino Unido está seguro de que vencerá;  uno consulta sus noticias afeitadas de los medios y le darán argumentos para que persevere en su “verdad” y se sienta tranquilo, narcotizado.
Lo mismo sucede aquí en el resto de España: que sobre España decidimos todos los españoles, y qué pasaría si en Tarragona o en Barcelona capital la mayoría no fueran a votar porque se sienten españoles o no quieren la independencia. Por supuesto "nosotros" los defenderemos. O todos los males que acaecerán a un estado catalán independiente, que es una “locura” etc.

Unos y otros se narcotizan con sus verdades maquilladas y lo hacen conscientemente, es decir, deliberadamente demonizan al de enfrente y sienten que los de “al lado” son  mayoría, tienen razón y además triunfarán.

No es un invento nuevo. Las religiones tienen este método bien testado: confortan y despejan dudas con la invitación al refuerzo en  la lectura de sus libros sagrados, con las letanías, con los sermones, con el implacable concepto de que “somos el pueblo elegido” o nuestra religión es la “única verdadera”.

El problema es cuando llegue la verdad: alguien o todos se sentirán frustrados, y ambas partes se sentirán enfrentadas, puede que hasta belicosamente (aunque parezca increíble).


Siempre es difícil encontrar la verdad, pero resulta imposible con el método de atrincherarse en la comodidad de informaciones complacientes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario