martes, 25 de marzo de 2014

Crónica de una muerte anunciada o ceremonias y parafernalias interesadas.


El viernes pasado convocó una rueda de prensa el hijo del expresidente Adolfo Suárez: en ella dijo que estaba prevista la muerte de su padre en las próximas 48 horas. No se me ocurre que el anuncio tuviera otro objeto que preparar un hueco en la actualidad, para que la antesala del fallecimiento fuera ya noticia de portada y también se diera tiempo a los periodistas y a las televisiones de elaborar artículos y  programas especiales  y, de paso, apostar reporteros fuera de la clínica, para hacer redobles de tambor sobre la muerte y construir una noticia todavía mayor. 
Lo ha conseguido: el anuncio de que el expresidente iba a morir a las 48 horas, más o menos, se cumplió. Y ciertamente en ellas consiguió hacerse un gran hueco en la actualidad, y también se publicitó la clínica privada de la que era cliente el prohombre, y el hijo, del mismo nombre y de gran parecido físico, adquirió dos días más de ecos de relevancia pública que le serán muy rentables para lo que se dedique, aunque me da la impresión de que, fracasada estrepitosamente su  carrera política, su oficio debe ser algo así como sumo sacerdote del culto de su padre, y apuesto que en el próximo futuro se prolongará a base de libros, conferencias, entrevistas..., todo valorable económicamente, más cuando sus "acciones" ya han empezado a “cotizar” al alza rentabilizando la agonía.

Yo ya no puedo evitar pensar en estos términos; primero, porque mucha gente es así de aprovechada (habrá gente que considere no sólo lícito, sino "de justicia" que sus hijos se mantengan y se enriquezcan con el "agradecimiento" actual que se tiene al padre ) y segundo, porque creo que la situación no puede ser querido por el sujeto pasivo: todos reivindicamos el derecho a morirnos, si es posible, tranquilamente en nuestra casa, que en este caso, será amplia y cómoda, y no que nos condenen a morir a un aséptico hospital en 48 horas, para que “vaya siendo noticia” y, probablemente también, para que publicitemos a esa empresa.

A mí me da un poco igual, mi dolor sigue con Paco de Lucía,  pero, por esta manipulación de la muerte de este hombre, desvalorizo -quizá perdiendo objetividad- sobre su vida.  Aunque quienes habrán maldecido más que yo la jugada del hijo, habrán sido los periodistas, unidades móviles de radio y televisión a quienes les tocó estar de guardia dos frías noches de marzo a la vera de una clínica, donde a un pobre anciano con Alzeimer le fue anunciada su muerte para que ellos pasaran a lo tonto frío a fin de despertar más interés (interesado). 

6 comentarios:

  1. Muy crudo, pero muy cierto. Tan sólo he leído algo parecido a Luis García Montero. El resto se debe a sus empresas periodísticas, que les pagan y las cuales han ganado audiencia y por ende dinero. La dignidad de este hombre de estado no merecía esta "Crónica de una muerte anunciada".

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  2. Pues yo veo puntilloso y hueco este artículo. Esperaba algo mejor de tu pluma sobre este histórico paisano tan relacionado con la guerra por su camisa azul de ministro secretario general. Pero creo que te has fijado más en el dedo del hijo que en el padre señalado. (Disculpa que me extienda en mis comentarios que tendré que dividir pues Blogspot no me permite publicar de una vez).

    Cierto que, si el pronóstico anunciado llega a fallar, algunos periodistas habrían cargado en la misma línea que tú, pues ya al día siguiente del anuncio había quien andaba mosqueado si la guardia y la expectación tuvieran que mantenerse muchos días. Pero no hay nada raro en que a alguien le controlen en un hospital una neumonía o cualquier infección asociada con una degeneración neuronal. Suárez podría haber muerto en su casa y no habría disminuido nada el eco de su muerte. Según declaraciones de una especialista, este final, degeneración neuronal con infección respiratoria, se conoce bien y, por eso, podían fijar el plazo con bastante seguridad. Los cuidados médicos habrán sido lo que llaman paliativos, sedación controlada y fin. Suárez llevaba alrededor de una década ido del mundo, ¿hay acaso más larga espera o funeraria expectación? El supuesto regodeo fúnebre y glorioso estaba ya descontado y casi caducado a estas alturas. Y la carrera política del hijo también, excepto sorpresas que siempre hay, porque sorpresa es que hoy gobierne una red mafiosa de ladrones de dinero público, sobresueldos y adjudicaciones amañadas.

    Lo de comparar tu sentimiento con la muerte de Paco de Lucía chirría, está de más, no aporta nada de interés y creo que decepcionaría al músico genial, que pensaría: "Juan, por favor, ¿a mí por qué me mezclas en estas comparaciones". En una línea suspicaz semejante a la tuya se podría llegar a decir que los nietos del guitarrista sacarían tajada pública porque eran mencionados en las noticias de la muerte de su abuelo. Creo que no es el caso. Como tampoco veo gran caso en esto que llegas a llamar "manipulación de la muerte" de Suárez.

    1976 te pillaría muy joven y no pudiste expresar entonces las críticas feroces que hacíamos quienes difundíamos publicaciones contra el jefe falangista elegido por un rey elegido por Franco. Pero es indudable que hay un hecho histórico y sorprendente en este jefe del Movimiento Nacional, FET y de las JONS, que al poco "suicidó" aquel partido dictatorial. Quien, a pesar de quedar ahora asociado al concepto concordia, no tuvo tal con quienes diseñaban soluciones camufladas para el régimen. Que consiguió un fenómeno sobrenatural como fue que tres generaciones educadas -castigadas- en el franquismo, casi de la noche a la mañana, se acomplejaran, se desenroscaran las boinas falangistas o requetés y renegaran del régimen. Aquello había que verlo para creerlo. No lo hizo él solo, claro, el régimen estaba viejo, pero la plaza de Oriente del Palacio Real, donde seguía agitando la mano el fantasma de Franco, todavía se llenaba de camisas azules, y los del entorno de Suárez y hasta la OTAN habrían ido tirando años con cualquier farsa mayor. Para mí Suárez era un residuo franquista, pero fuimos testigos de aquel milagro que cada día convertía y cambiaba a la gente alrededor. Y la Semana Santa del 77 se convirtió en una silenciosa fiesta de izquierdistas; el único sonido era de sables en los cuarteles, que duraría años. Suárez fue un traidor y eso da pie a reflexionar sobre el transfuguismo y la traición, que deploramos o nos encanta según sea el fin y el resultado.

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    1. Conviene repasar -estos días se ha hecho- aquellas campañas electorales de 1977 para recordar lo que manifestaba Fraga confrontado con Suárez. Su distancia crece con los años. Decía Vargas Llosa que el mérito de Aznar era integrar la extrema derecha en la derecha moderada o centro derecha. Falso. Eso lo hizo Suárez y se acabó en su época. Porque Aznar, siempre proclamándose "centrado" -expresión errónea que, sin embargo, se ha mantenido, pero que no quiere decir centrista, sino cuerdo; efectivamente dudoso en su caso-, condujo el país hacia la extrema derecha. Se podría decir, y es lo que quedó popularmente, que Suárez nos evitó aquella guerra pronosticada, la que nuestros padres y abuelos daban casi por segura cuando Franco muriera. Y, sin embargo, Aznar sí se empeñó en una guerra real, esa de las "tierras o desiertos lejanos" que tantas mentiras trajo y tantas muertes ha costado. Creo que el pueblo distingue mejor que el hijo de Suárez y el Nobel de literatura a esos dos presidentes, Suárez y Aznar.

      Como cerrando el círculo, mientras Suárez agonizaba, la gente llenaba Madrid con la misma lucha inacabable de antes y siempre. En la pompa fúnebre del día siguiente no es extraño que el pueblo haya arrojado como reproche a la cara de los políticos el mito o fenómeno Suárez. Y como curioso símbolo, Suárez yace cerca de Sánchez Albornoz; el penúltimo presidente de la República constitucional en el exilio junto al primero de la actual -ya viejuna- Constitución. Creo que Torquemada está enterrado en Santo Tomás, en el otro lado de la ciudad. Albornoz y Suárez me resultan mejor representación de esta vetusta tierra abulense que el fanático inquisidor, símbolo de la "eterna" España. Sueles olvidar el título de tu blog, el asunto te habría dado pie a comentar que en la capital de estas Cinco Villas de Ávila no hay ninguna calle ni placa que recuerde a Suárez ni a Albornoz, pero, aunque ya no como nombre oficial, siguen las placas dedicadas a Queipo, Mola, José Antonio y Franco, y el centro cultural dedicado no a Albornoz sino a Isabel la Católica. Las transiciones, las reformas y las rupturas no acaban nunca.

      Si realmente quieres encontrar en el hijo de Suárez mejores y más interesantes puntos de soberbia, protagonismo, estupidez y provecho hay de sobra con esto otro: "El hijo de Suárez pidió en 2009 al rey que le diera el título de duque de su padre y se lo quitara a su sobrina"
      http://www.publico.es/politica/509319/el-hijo-de-suarez-pidio-en-2009-al-rey-que-le-diera-el-titulo-de-duque-de-su-padre-y-se-lo-quitara-a-su-sobrina

      "El hijo de Suárez invoca las Leyes de Toro para reclamar el Ducado de Suárez"
      http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2014/03/23/hijo-suarez-invoca-leyes-toro/749062.html

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  3. Me has fagocitado con tu comentario, también me has fascinado y a mi audiencia también, estoy seguro, por lo que todo gracias. Respecto a las cinco villas, buscando papeles que había en una grande y desordenada trastienda, cuando en el traslado del juzgado encontré no sólo la carpeta de la que tanto me has oído hablar con el "censo de liberados condicionales de los presos de la guerra", que originó mi libro. También un documento con firma original de Suárez que llevé y entregué a Lorenzo en la Secretaría del Ayuntamiento de Mombeltrán para que no se perdiera, dada la singularidad del personaje.
    En el fondo creo me dio rabia la artificiosa antesala de la noticia, y deseé que no le salieran los cálculos al hijísimo. Luego, ya está uno atestado de comentarios, sencillamente huí de ellos, pero tenía la espina, por eso quise dejar el contrapunto, más que nada como comentario urgente. Por penúltimo, lo del aeropuerto me parece un gasto estúpido y amén de un trabalenguas. Supongo que es la oportunidad que han visto los políticos de reivindicar a "uno de los suyos" en este momento incontestable. Por seguir relacionándolo con Paco, hubiera sido más lógico llamar Paco de Lucía al aeropuerto de Barajas, porque es un aeropuerto internacional y Paco era mucho más internacional que Suárez, además el aeropuerto de Río de Janeiro se llama Antonio Carlos Jobím y el de Nueva Orleans Louis Amtrsong, aunque sé que uno de los de Nueva York se llama JFK.
    Lo de Paco es un detalle, que no me he quitado el luto por él, lejos de mí comparar. Creo que miraré los enlaces del hijo. Me pone su impostura.

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  4. Gracias, Juan. Pensé que pudiera haber sido severo e incomprensivo contigo. Y lo cierto es que el hijo parece una estrella frustrada y sigue protagonizando noticias.
    "El hijo de Suárez quiere ser la viuda de la familia"
    http://blogs.publico.es/escudier/2014/04/el-hijo-de-suarez-quiere-ser-la-viuda-de-la-familia/

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    1. Gracias a ti, siempre. Inspirado por lo que escribiste ayer en tu Facebook y tomando la misma foto, acabo de "colgar" un nuevo artículo, como casi siempre lo he hecho demasiado rápido.

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