viernes, 10 de enero de 2014

SEGUIMOS DESENTERRANDO MUERTOS

No sé si pasará en todos los países, pero los españoles vivimos/morimos en la desmemoria de demasiadas personas, demasiados caminos personales que fueron abiertos entre la maraña, demasiados paisajes descubiertos por gentes valiosas cuyas luces debieron alumbrarnos, y hemos dejado que la maleza del olvido se apoderara de ellos.   http://avilabierta.com/PDF/Eventos%20EXPOSICIONES/inventariopacocompleto.pdf
Recientemente en Ávila reivindicamos a un artista, que para la mayoría no era más que un "colgao". Pero más recientemente, el día 31 de diciembre, 75 años después de su muerte, una nieta, Silvia González, terminó de desenterrar, para dar un testimonio digno y casi completo de su vida, a su abuelo. Me cabe el honor de figurar en los títulos de crédito de ambos desentierros.

Elio González González era un joven entusiasta y no le dio tiempo a dejar de ser joven; murió a los 26 años, defendiendo su posición, me atrevo a creer que no perdió el entusiasmo por la historia que le tocó vivir hasta una hora antes de su muerte en la que, clarividente y resignado, entregó su cartera y su reloj a un compañero de San Esteban del Valle, porque el entonces Teniente Elio González se quedaba a hundirse con el barco republicano, en el castillo de Vall d'Uxó en Castellón.
Es un desaparecido en combate, ninguno de sus camaradas volvió a verle. Los nacionales anotaron tras la toma de la posición haber encontrado el cadáver de un oficial, el suyo. No sé si era costumbre que desde aquellas alturas  se bajaran los restos mortales al cementerio de la localidad. Supongo que no siempre se pudo hacer con los del bando propio, más improbable con el enemigo,  por lo que probablemente le enterraran en el mismo paraje donde cayó. Puede que obligaran a los prisioneros, si capturaron a alguno con vida, a hacer el hoyo donde enterraran a los muertos de aquella defensa.
Conocí a Elio González en una primera carta del jovencito entusiasmado, responsabilizado y un pelín abrumando, porque se ha atrevido a fundar una sección juvenil del partido radical-socialista en su pequeño pueblo. Le comunica sus inquietudes al diputado Francisco Barnés Salinas, gracias a cuyo legado se conserva en el Archivo de Salamanca. Luego he leído las publicaciones  del sargento, teniente y le publicarían el ascenso a capitán pocos días después de morir, Elio González en las revistas republicanas de la guerra y aprecio que tenía talento y oficio para escribir, lo cual hace que sienta más malograda esta vida por la maldita guerra civil. También conozco a su familia, a su hijo que siempre fue en San Esteban del Valle "Elito" como perenne homenaje a un padre que tuvo a bien engendrar su esperanza en plena guerra y a su nieta, Silvia que ha tomado el testigo y la misión de reivindicar a su abuelo, y sé que aunque queda poco de lo que pueda saberse, su trabajo no se detendrá aquí.
http://meabanico.blogspot.com.es/2013/12/el-ultimo-heroe-del-batallon-de-los.html#comment-form

2 comentarios:

  1. Gracias Juan¡ Si, seguiré, hay todavía mucho por desentrañar, pero la fecha obligaba y la necesidad de dar salida a todo esto era grande. Un gran abrazo, tu ayuda fue imprescindible.

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  2. He leído el artículo de Silvia González (lástima que tiene los comentarios restringidos a cuentas de plataformas de redes y no me apetece entrar).
    Tremenda historia, maldita guerra. Resistieron hasta el último límite, con libros y argumentos, o empujados a las armas. Cayeron en defensa propia y pública. Pero parece que hoy nosotros, burlados, confusos y rendidos, no llegamos a su altura.

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