sábado, 13 de octubre de 2012

Culpabilicémonos un poco. El verdadero efecto 2.000.


 
Hace poco salió la noticia de que está en marcha un expediente de regulación de empleo en “El País”. Está tocándole a los periódicos, pero muchos cines también cierran, antes cerraron muchos videoclubes y casi todas las tiendas de discos.

A la cultura ha llegado un instrumento de construcción masiva (gracias a ello estoy yo –modestamente- aquí ante vosotros) pero también ha estallado un arma de destrucción masiva: la piratería y la autopiratería (también estoy).

No creo que nunca sea yo un profesional de la cultura. Esta profesión se restringirá muchísimo: muchos, que sean mejores que yo, algunos de los cuales vivían de esto, tendrán que regalar la cultura que quieran hacer, lo mismo que un servidor vuestro. Sin imposiciones, libremente, pero gratis.

Hace mucho tiempo que yo no compro periódico. La última vez fue un domingo cuando en El País vendían muy barato La Fiesta del Chivo de Vargas Llosa y la anterior, (me acuerdo todavía mejor: hace dos años justos), me compré “El Norte de Castilla” porque sacaba la noticia de aquel premio en Arévalo. (No sé si veré impreso más veces mi nombre sin que pague dinero para ello).

Yo consulto, de vez en cuando, El País por internet: dan gratis casi lo mismo que venden por 1,20 €. Es normal -y más en la crisis- que la gente haya perdido la costumbre de  comprar el periódico. Pronto los establecimientos de pan y prensa serán sólo de pan.

Supongo que los periodistas armarán más ruido que otros sectores para que la gente se apiade de ellos. Pero caerán como moscas. Lo mismo que cayeron los que tenían tiendas de discos, discográficas, autores, ejecutantes...

¿Cuánto del dinero que no se recauda por derechos de autor, -que todo ello pagaba impuestos- ha dejado de financiar educación, sanidad, carreteras? El que cultura haya dejado de ser un bien económico, a la larga ha empobrecido a la sociedad (nadie escuchó a los apocalípticos).

La cultura está en el aire. Ahora el resultado de todos los oficios que exigen una dedicación profesional para conseguir la pericia cultural necesaria lo dan gratis. Los músicos y literatos deberán ensayar o componer después de su jornada de trabajo remunerado en otro sector económico.

Pondré un ejemplo propio de merma: yo no sé solfeo, pero puedo interpretar una partitura si antes la he oído. Hubo un tiempo en que compraba partituras, después las fotocopié, (en Salamanca las intercambiaba con otros aficionados). Para escuchar las músicas de las partituras que había fotocopiado, antes tenía que comprarme un disco, o conseguir grabar la obra de la radio, ahora me basta escribir su nombre en youtube. También me “bajo”, creo que lícitamente, partituras de internet. Todo es infinitamente más fácil, pero de esta y de otras maneras hemos matado de inanición a muchos agentes económicos, (que, repito, además generaban impuestos) por el camino.

Creo que sería justo que unos cuantos profesionales de la música, del cine, de la literatura, se mantuvieran, vivieran bien de ello. No sé en qué cifras estamos, pero seguro en una década los que viven de la cultura (que nunca han arruinado el país) se habrán reducido a una cuarta parte de los que hubiera en el año 1.999.

 

Por aquellas fechas se temía una catástrofe informática: el efecto 2.000. Pero un lento tsunami de gratuidad ha llegado a la cultura. A partir de ahora, la mayor parte, se hará exclusivamente por amor al arte.

No es que sea malo, pero es que en el paro ya estábamos demasiados.

1 comentario:

  1. Hay varios factores.

    A propósito de la crisis de 'El País': ¿Qué constituye valor en nuestra sociedad?
    http://www.eldiario.es/zonacritica/proposito-crisis-Pais-constituye-sociedad_6_57104304.html

    El largo viaje del intelectual colectivo hasta la firma obligatoria [sobre Mensaje en Twitter del comité de empresa de El País]
    http://www.eldiario.es/zonacritica/crisis-pais-intelectual-colectivo_6_58154192.html



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