martes, 28 de agosto de 2012

Tarragona




Es una ciudad mediterránea y bastante española. Algunos dirán es que estos catalanes viven del turismo y por eso no son tan hoscos como los de la Cataluña profunda; pero a mí me hicieron sentirme como en casa, por lo que creo que es un sentimiento sincero; no es  sólo cosmopolitismo (por cierto, había muchos rusos) y apertura de miras.

Quise soñar la imponente Tarraco romana y quedé empequeñecido de tal grandiosidad monumental.

Se nos brindó –había misa- la visita gratuita a su gran catedral, la mayor de Cataluña. Era algo menos imponente que los restos romanos y eché de menos el realce que presta la visita guiada (dos días antes estábamos en Sigüenza, tan bien guiados). En su claustro se recogen -en latín- los nombres de los curas de su diócesis asesinados en la guerra civil. También los fotografié en la Catedral de Granada (me gusta toda la memoria).

También encontré una pintada tópica de la reacción revolucionaria al alzamiento frustrado. Se lee Visca Largo Caballero Lenin y la fecha del rechazo a los golpistas 19-7 36, la oportunidad que esperaban algunos, entre otras cosas, para eliminar al enemigo. He hojeado a Bakunin y no extraña que sus lectores más brutos consiguieran hacer con sangre una lista como la de la catedral.

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