domingo, 29 de julio de 2012

Viaje andaluz.


Paramos a comer en Jaén, que es más que una cuesta abajo.



Me impresionó un africano
que acechaba compasiones de semáforo,
con tres paquetes de pañuelos de papel,
a las cuatro de la tarde de un sábado,
contra un sol más grande que una paellera. 

La caridad no pasaba por allí
y él no perdía su sonrisa.







PD. Pero no le fotografié con la cámara. A la salida en dirección a Córdoba nos encontramos este ingenioso cocodrilo:



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