lunes, 9 de julio de 2012

Otro ajuste de cuentas con Silvio Rodríguez

De vez en cuando entro por el blog “segunda cita” y, entre los mismos de siempre, a veces encuentro comentarios  lúcidos o citas poéticas que me enriquecen, aunque nunca en la proporción que cabría esperar en relación con la excelencia del mentor del blog.

Sobre Silvio, me parece muy positivo haberle podido conocer tanto, porque gracias a su generosidad o a su deseo permanente de seducir o de hacer proselitismo ideológico, se muestra efectivamente en su blog, y nos hacemos una idea mucho más aproximada de lo que es, (igual que yo en el mío, la diferencia es que yo necesito mostrarme más personalmente y él también lo hace en menor medida, porque tiene menos tiempo libre que yo, pero lo suple mostrándose a través de ese grupo de seguidores que alienta y que yo, evidentemente, no tengo, -y por mi trayectoria vital tampoco merezco-).

Me da por pensar, por ejemplo, en Chopin, que uno de los músicos con más sensibilidad lírica, de colorido, de matiz de toda la historia. Gracias  a la lejanía de la realidad que se tenía en el siglo XIX uno puede guardar la perfumada imagen de su música unida a la misma proyección de esa imagen. Supongo que existe alguna correspondencia, alguna biografía escrita por alguien que le conoció, algún artículo de periódico, que nos pueden ayudar a conocer un poco más al autor de estudios, preludios, polonesas, valses, scherzos y mazurcas; pero esto es mínimo comparado con lo que conocemos de los personajes  actuales. De Chopin  siempre prevalecerá la imagen que queramos formarnos directamente de su música, unida a los cuadros que ilustran los discos y las enciclopedias. Si hoy viviera y fuera por ejemplo un altivo burgués que pasea su Ferrari por la Costa Azul y que evade su dinero en paraísos fiscales y tuviera el inconfesable defecto de practicar turismo sexual en el tercer mundo, lo podríamos saber y, desde luego, el perfume de su música se nos volvería más cacofónico. (Lo que sería una pérdida) Porque un artista puede tener una obra de alta proyección estética que suscite mucho amor en el público, mientras tiene vicios inconfesables o sostiene opiniones políticas o sociales despreciables. (Creo que Caravaggio asesinó a alguien).



Cuando uno se enamora de un artista, o de una mujer o de un amigo, quiere  haber compartido con él parte de su vida, incluso hace el esfuerzo interno de falsificar sus recuerdos acomodándolos a los del ídolo, la amada, el amigo. Es el deseo irracional de confluir. Cuando uno canta un tango, quiere haber sido maltratado por las mujeres como canta Gardel, aunque no lo haya sido, (y seguramente Gardel menos aún, -con el inmenso atractivo que poseía sería un “castigador”-).

Cuando yo seguía a Silvio, quería haber tenido amores como el de “Imagínate” o “Con diez años de menos” haber ligado con una mujer de “ella tenía 35 y yo 18 para mi favor”y muchos etcéteras que no me han sucedido. Gran parte de estas forzadas coincidencias se desploman cuando se produce el desengaño (parece que yo podría escribir la letra de un tango sobre esto –me lo apunto-) Y la verdad es que coincido muy poco con esas experiencias vitales que canta.

Uno piensa en la realidad desnuda de Silvio Rodríguez: un adolescente en la revolución cubana que canta muy bien y aprende música con Leo Brouwer, que sigue cultivando por décadas la adolescencia, mientras se hace mayor triunfa, viaja, es agasajado por poderosos, y otros artistas, tiene propiedades, hijos, mujeres y nietos, y por fin acaba manteniendo seguidores de “segunda cita”. Por cierto, uno de los seguidores más activos cuelga constantemente artículos del periódico Gara (órgano periodístico de la izquierda abertzale) o sea, Silvio permite que utilice un 15% de los comentarios de su blog en repicar esa ideología de la liberación de los pueblos oprimidos. Con lo que, de residir en España tendríamos a Silvio defendiendo, o justificando, más o menos emboscadamente, la lucha armada como instrumento para conseguir la independencia de Euskalherría. La teoría de que en ese lugar existen dos violencias enfrentadas, etc.

De cualquier modo, su flauta de Hamelín sigue siendo un instrumento perfecto para engatusar a muchos adolescentes con querencias estéticas o políticas de izquierdas o simplemente alejados de la mayoritaria industria de la cultura de masas para jóvenes.

Pero uno aunque siempre lo supo, descubrió que Sivio es un tozudo creyente en la revolución cubana, de la que no le apeará ni la razón, ni la mayoría de la gente: traza su final de mártir y sugiere que le cortarán “el badajo” (lo cual no deja de ser un tamaño pretencioso). Muchos de los sentimientos con los que nos automanipulamos para confluir con el ídolo, con el cantor, son instrumentos de  propaganda de la revolución cubana que se nos cuelan entreverados, como el tocino está en el chorizo, en sus canciones.

La realidad de la revolución cubana es la de un país de Centroamérica que siempre estuvo económicamente mejor que Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Panamá, Honduras, Guatemala, Jamaica, y que ahora está igual o peor que la mayoría de ellos. El hecho diferencial es la revolución de los barbudos.

La única experiencia militar de Silvio, que nos habla tanto de fusiles y de balas que chocan en un campo de guerra, fue como animador de una pequeña guerra imperialista que se dio en Angola y Namibia, en la que un país tan pobre como Cuba hace de peón o de alfil de la guerra fría, cosa que nunca hicieron los países de centroamérica.

Pero el “minuto de oro” de Cuba en la historia universal sucedió cuando a comienzo de los años 60 Fidel Castro quiso instalar misiles nucleares rusos para destruir Estados Unidos con la ventaja de que por la cercanía no podrían ser neutralizados por los norteamericanos. Fue un envite al que Kennedy respondió con un órdago, que los rusos afortunadamente no quisieron, y se la tuvieron que envainar. Hubiera sido la tercera guerra mundial, con lo que la cuarta, según Einstein, sería con palos y piedras.

El resto de la historia de la revolución cubana son subsidios de los países comunistas hasta los años 90, zafras heroicas, alivios permanentes de población disidente que emigra,  por razones políticas, pero fundamentalmente económicas, convirtiéndose en los balseros tan desesperados como los que cruzan el estrecho de Gibraltar o el Río Grande o otros estrechos entre la miseria y la prosperidad que hay en el mundo.

Hoy Cuba recibe subsidios de Venezuela y remesas de los “gusanos” que unido al turismo, -mucho de él sexual-, hacen que se mantenga con represión y con muchos recortes, el régimen castrista. Y ahí sigue Silvio con su fe, apuntalando el régimen.



(y todo esto lo he escrito porque lo pienso, y además, porque quería copiar un poco a Onetti)

 Desde muchos años atrás yo había sabido que era necesario meter en la misma bolsa a los católicos, los freudianos, los marxistas y los patriotas. Quiero decir; a cualquiera que tuviese fe, no importa en qué cosa; a cualquiera que opine, sepa o actúe repitiendo pensamientos aprendidos, o heredados. Un hombre con fe es más peligroso que una bestia con hambre. La fe los obliga a la acción, a la injusticia, al mal; es bueno escucharlos asintiendo, medir en silencio cauteloso y cortés la intensidad de sus lepras y darles siempre la razón. Y la fe puede ser puesta y atizada en lo más desdeñable y subjetivo. En la turnante mujer amada, en un perro, en  un equipo de fútbol, en un número de ruleta, en la vocación de toda una vida.

(...) para concluir, un hombre contaminado por cualquier fe llega velozmente a confundirla consigo mismo; entonces es la vanidad la que ataca y se defiende. Con la ayuda de Dios,  es mejor no encontrarlos en el camino; con la ayuda propia, es mejor cambiar de vereda.

Juan Carlos Onetti. Dejemos hablar al viento (1979)

3 comentarios:

  1. Magnifico artículo. Yo también visito SC, lejos de babosear como la mayoría de los participantes expreso mis opiniones con respeto y sinceridad, Silvio me publica algunas opiniones, otras las censura. Hoy tuvo a bien censurarme una respuesta al personaje que usted menciona en este artículo, su corresponsal en Euskalherría.
    Un saludo
    MGM

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  2. Gracias, Grillo. Recientemente he descubierto tu blog "la G de Grillo" y me estoy poniendo al día. Te envié un comentario que no he vito publicado; mira a ver si cayó en el spam. Supongo que SC también te habrá censurado algún comentario sobre la fecha 26 de julio, en la que Raúl Castro se ufana de que "los cubanos" han resistido 50 años al imperio. Supongo que tiene más mérito, pues se refiere a "su grupo" de cubanos, que, además, no dejan opinar a todos los demás.

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