miércoles, 29 de febrero de 2012

ASPECTOS Y PARADOJA FINAL

Perdón por la contumacia. ¿Es posible que Urdangarín, a sus 30 años,  con sus estudios de económicas, se deje manejar por un entorno que explotó no sólo su persona, sino la imagen aledaña de la monarquía?
Puede que el antiguo balonmanista tenga la cabeza algo pequeña en proporción a su enorme cuerpo, pero yo no me creo su ignorancia de los dineros que se traficaban a su alrededor. ¿De donde le salió el desproporcionado palacio que compró y reformó en Barcelona?

Pienso en los cuatro hijos que tiene, alejados, por la presunta adicción al dinero fácil de las compañías de su padre, de los mimos de las abuelas y de su abuelos Urdangarín y Borbón. Es un sacrificio que tu abuelo, el rey,  mande a tu padre emigrar a Estados Unidos para alejarle de las tentaciones –presuntamente- de llevarse dinero de su ducado de Palma. (Cómo han cambiado los tiempos: en pasados siglos, los duques no sólo explotaban económicamente sus rentas de su ducado, sino ejercitaban el derecho de pernada)

Aunque, con humanidad, también pienso que el extrañamiento habrá tenido su lado bueno para esa familia. Allí habrán podido hacer una vida más normal, más íntima, más libre; alejados de la notoriedad española.
 

Y así se dio la paradoja de que por –presuntamente- usurpar dinero público, en lugar de ganarse la cárcel, Urdangarín recuperó la libertad.

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