lunes, 11 de julio de 2011

Declaración de amor.


Hace tiempo (por lo que leo, sería muy poco después de una espeluznante matanza en una escuela o guardería de la antigua Unión Soviética por terroristas caucásicos y el bruto ejército). Bueno, el caso es que Ovidio Pérez Martín, un amigo poeta que no quería renunciar al gustazo de seguir eligiendo y comprando literatura, me regaló tres bolsas llenas de libros que ya no pensaba releer, y que no le cabían en sus anaqueles. Desde entonces adornan mi biblioteca. (la única lástima es que no he leído todo) Y escribí esto.

amor con amor se paga (José Martí)

Cargada en mis lomos voy aproximando, con las pisadas quedas y arrastradas de un costalero, mi vida al precipicio de la cuarentena, y desde este borde ecuatorial donde razonablemente habría de haber germinado yo algo de lo que, preñado de amor, regado de amor, abonado de amor, he ido succionando, sin aún brindar a mis deudos el fulgor de las corolas que hubieran correspondido a mi genética y alimento, manifiesto:
-que tengo ánimo para declarar que no fui ni soy egoísta empeñándome y deseando como deseo el triunfo en las artes. Porque soy buena gente, sólo buena gente agradecida, y el aliento que han recibido mis pasos, de parte de los vivos y los muertos, me ha inoculado la pesada losa de la gratitud, de la que sólo veo ya que pueda redimirme con este triunfo que tanto merecéis por mi mano. (Bien es cierto que ya es bastante corola la que brindo a mis acreedores con mi hermoso e inteligente retoño, pero no es cabal depositar ya en mi hija de cuatro, la losa de cuarenta años  de esperanzas irredimidas que tanto me abruma)
-que sólo he podido salvar del naufragio de vuestras esperanzas la quimera de escribir en papeles sentimientos e historias masando las palabras duras, rancias, pero auténticas y sin truco, como la leche de cabra  que mamé, con las nuevas que me edifico para mí aprehendidas en el discurrir de los libros  o pescadas en los remansos de los diccionarios. Porque yo lo que hubiera querido es ser músico como Bach o Piazzolla, o Paco de Lucia  o Schubert o cualquiera otro de los muchísimos que han calentado o calientan el aire con vibraciones de su corola del arte más puro y efímero. Que se me escapó.
-que voy a seguir sin desmayo buscando para mí la luz en la que podáis ver reflejados los buenos deseos que  he merecido siempre creerme a mi alrededor, y con este ánimo voy a seguir nutriéndome de lo que otros escribieron y sobre todo echando un ojo a la vida, para encontrar las emociones que serán mías para poder brindarlas en lomo triunfal y descansar tranquilo esa noche, sabiendo que empecé ya a pagar la deuda.
- que, en resumen, no soy ni inmodesto, ni acaparador, y que yo no necesito el triunfo para mí -bastante alimento recibió mi estómago- pero quiero que ésta sea la renovación del pagaré de la gloria que me debo para brindaros,
            - y que todo esto fue escrito dos días después de la antepenúltima torpe carnicería rusa, esta vez contra niños de por medio, y uno de haber recibido tres bolsas de libros  que ratificaron con amor una vez más eso de quien tiene un amigo tiene un tesoro.

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