viernes, 18 de marzo de 2011

Consejos de mi camino.

Llevo más de cuatro años y medio transitando de Béjar a Mombeltrán y viceversa.
La carretera ya no tiene secretos para mí, pero el itinerario habitual  discurre sobre un territorio de vida salvaje que aparece inesperadamente en el asfalto.
Todos los días del año hay al menos uno que yo llamo “de las culebras”; en él varios ofidios cruzan algún tramo de esos ochenta Km. de carretera que recorro. Un día de culebras tuve la desventura de no poder esquivar y atropellé una, pero esa misma jornada pasé por encima otras dos más, que habían atropellado otros. No sé me ocurre como salvar a estos pobres bichos. Y desgraciadamente para ellas al no causar daños a los humanos nadie va a hacer nada. Como yo soy poco sistemático, tampoco puedo precisar, porque nunca apunté, qué día del año ha sido, (sé que es primavera u otoño) y lo he observado dos o tres veces. Aclararé que la mayoría de las semanas solo viajo  el lunes y el viernes.

Pero esta semana, concretamente el miércoles y hoy mismo, he estado no muy lejos  de chocar con ejemplares de “Capra Hispánica Victoriae” que es la propia de esta sierra de Gredos que transito. En primavera bajan a la carretera, no sé si será a buscar algún tipo de pasto, o es porque en este tiempo aún echan sal en la carretera, que debe ser para ellas una golosina.
Son un peligro. Yo lo sé, la gente de la zona lo sabe, y los guardas forestales y guardias civiles de tráfico lo tienen que saber, pero muchos de los usuarios ocaisonales no, y bajando el puerto de El Pico podemos todos encontrarnos con un accidente grave que también matará al animal.
Estas autoridades que he citado deberían ser más sistemáticas que yo y poner una señal temporal de atención respecto de la agudización de este peligro de los venados, para que lo tuviéramos presente y con prudencia cuidáramos de la integridad de hombres, coches y cabras.

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