lunes, 7 de febrero de 2011

Regalo una idea para salvar un poquito de mundo.


Los limpiaparabrisas de los automóviles se componen de un estudiado armazón de metales flexibles que sujetan y hacen que su goma se ajuste perfectamente a la superficie curva del cristal parabrisas. Esta es la pieza más débil del aparato, precisamente la que evacua el agua. Al ser flexible, y de goma, es atacada no sólo por el desgaste de su trabajo, también por los hielos invernales y  las altas temperaturas del verano. Termina cuarteándose o partiéndose o, simplemente, no se ajusta bien al cristal, con lo que hay que cambiarla porque su función se hace molesta y deficiente.
 La goma solo es la parte inferior; tiene dos varillas flexibles de color plateado que van por un bisel.
 
Recientemente compré una pieza nueva (que se compone del armazón y la goma) en una gran superficie. Me costó 6 € y al extraer la antigua me di cuenta que todo estaba en perfecto estado salvo la goma.
¿Por qué no crear una empresa que se encargue de sustituir sólo esa parte que se estropea?
Supongamos que la goma cueste un euro. Seguramente se puede conseguir al por mayor por mucho menos (comprándola por rollos que se cortarían a la medida que se necesitase). Pongamos que en sustituirla y apretarla, aunque hubiera que comprar una máquina que hiciera un apretado con precisión de la pieza, se tarden cuatro minutos. Para cortarla basta un cúter.
Un obrero especializado podría cortar y cambiar 15 parabrisas a la hora. Si le pagamos a un euro cada cambio, por ocho horas saldría a 120 €, con lo que da holgadamente para un sueldo, vacaciones y seguridad social. La pieza saldría a 2 euros, pero pongámoslo otro euro más, para pagar la recogida, el transporte, el local y el beneficio.
Si existiera una empresa que cambiara sólo las gomas, podría hacerse la recogida y entrega en los talleres de coches y también en las mismas tiendas donde reciclan cartuchos y tóner de impresoras y fotocopiadoras. Yo recomiendo, porque puedo testificar que he gastado a satisfacción un tóner reciclado. Los cartuchos de inyección de tinta reciclados no me salieron tan buenos.
Así, aparte de ahorrarnos 3 € no tendríamos más residuo en nuestros basureros que la propia goma, que, además, puede que al estar ya separada de su armazón, sea reciclable.
De paso evitaríamos las sucesivas emisiones de CO 2 que se realizarán para el fundido de esas piezas metálicas que estamos desaprovechando, así como el cartón y el plástico del embalaje.
El único problema es concienciar al público que se moleste en dar negocio a una empresa que tenga esta actividad. Y  que no obremos con la comodidad despilfarradora que impera en nuestra sociedad.

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